Alumna: Sandra Rios Menacho
I.LA MODERNIDAD Y COMIENZOS DE LA TECNOLOGÍA
“Saber es Poder” con esta frase de Bacon se puede resumir lo que el hombre de la Modernidad tenía en la conciencia es decir que para él la ciencia se traduce en poder, a ella le asigna el objetivo de extender indefinidamente el poder humano y de cambiar al vida:
“El fin de nuestro establecimiento es el conocimiento de las causas y movimientos ocultos de las cosas; y extender los límites del imperio humano para efectuar todas las cosas posibles”.
Descartes demuestra con su duda metódica la existencias de Dios. Para Descartes el Dios creador trasciende radicalmente a la naturaleza y con esto se hace posible una ciencia puramente racional y mecanicista de la naturaleza es decir que la naturaleza no tiene ningún dinamismo propio ya que todo dinamismo pertenece al creador. Así la naturaleza se ve despojada de toda profundidad metafísica, al contrario de la antigüedad. El Telos Aristotélico desaparece, la naturaleza es reducida a un Mecanismo enteramente transparente al lenguaje matemático. Los fenómenos naturales tanto los que conciernen a los cuerpos inanimados como a los cuerpos vivientes, hombres y animales, están regidos por las Leyes de la Mecánica.
“No reconozco diferencia alguna entre las máquinas que hacen los artesanos y los diversos cuerpos que la naturaleza sola compone”.
Con este imperio de la razón que comenzó como un despertar del hombre hacia el progreso, se da paso a la técnica y tecnologías, fundada en el avance y desarrollo científico.
Desde hace milenios en las Sociedades humanas han existido herramientas y máquinas. Sin embargo lo que hoy entendemos por tecnología y el papel que la técnica desempeña en las sociedades de nuestros días es algo radicalmente diferente a lo que supuso en épocas anteriores. Con la idea de avance científico deviene la idea de Preogreso.
La ciencia tiene una búsqueda Metafísica del progreso y éste está en orden a la verdad, es decir que a más progreso más cerca de la verdad, pero para KUHN, “Estructura de las Revoluciones Copernicanas”, Cap. VIII no hay una verdad esperando, es decir que sí se da un progreso en la ciencia pero no se sabe a qué Progresamos.
De aquí surge la pregunta ¿acaso nos ha conducido este “Progreso” científico y tecnológico a un mundo risueño y apacible?. Hoy contamos con los medios para instalar en este mundo el paraíso con el que el hombre siempre soñó, pero parece más bien que nos encaminamos hacia el infierno o hacia la simple destrucción total.
Lo que caracteriza a nuestra época es como dice Ortega y Gasset que los hombres hoy en día “viven de la fe en la ciencia”, es decir que viene a ser considerado la medida de la verdad; nadie discute su reinado. Y como dice Feyerabend, “la imagen de la ciencia del Siglo XX en las mentes de los científicos está determinada por milagros tecnológicos tales como el televisor a color, etc.”.
En la actualidad nos encontramos en una situación en la que ya no podemos prescindir de las invenciones mecánicas y técnicas, se podría decir que son como un nuevo “Dios” pero el problema es que no sabemos si es un “Dios” benéfico o maléfico.
¿Será tal vez que el progreso tecnológico por un lado nos acomoda la vida y por otro nos la destruye? Al parecer esta dualidad completamente opuesta es la que se debe resolver. Ya que ha traído consecuencias negativas: la contaminación ambiental, la deshumanización, el enriquecimiento desmedido de unos a costa del empobrecimiento de otros.
Es tal vez la hora de ver objetivamente al supuesto “Progreso” que caracteriza nuestra época y darnos cuenta que es hora de poner límites a este “Desarrollo”.
Se ha sacrificado a lo humano en nombre del Desarrollo. Pero es este supuesto “desarrollo” que aún sigue siendo una especie de “Sueño perfecto” que los políticos siguen pregonando como real, el que ya no es más:
“El desarrollo se ha evaporado. La metáfora abrió un campo de conocimiento y por un tiempo dio a los científicos algo en que creer. Después de algunas décadas está claro que este campo de conocimiento es una tierra minada, inexplotable. Ni en la naturaleza ni en la sociedad existe una evolución que imponga como ley una transformación hacia formas cada vez más perfectas. La realidad está abierta a la sorpresa. El hombre moderno ha fracasado en su pretensión de ser Dios”.
II.LA TECNOLOGÍA EN LA VIDA DEL HOMBRE
Con la devastación de la idea de Progreso, sumando la devastación ecológica y la aplicación de la tecnología en crear armas bélicas más eficaces, es decir que puedan matar más personas se genera la contrautopía y lo que parece caracterizar esta situación es algo que estando a la vista de todo el mundo sólo lo captamos con un esfuerzo de reflexión: la racionalización del mundo se vuelve contra la razón y contra sus fines de perfeccionamiento y emancipación.
Las contrautopías como “Mundo feliz” presentan una sociedad en donde se llevan al extremos los avances tecnológicos llegando al manejo de conciencias y así crear una sociedad que artificialmente es feliz.
Lo que se ve en la actualidad es que la tecnología cada vez más de alguna manera u otra invade todos los aspectos de la vida del hombre, dándose así que las sociedades más industrializadas (desarrolladas) son las más artificiales: “la vida cotidiana de los individuos se desarrolló rodeada de artefactos, el paisaje es producto de diseños urbanísticos y hasta los parques naturales se conservan gracias a costosos procesos de intervención tecnológica…”
La tecnología buscando la perfección
En donde se da un claro ejemplo de que las personas a través del avance de la ciencia y la tecnología buscan artificialmente ser perfectos, es en el campo de la belleza femenina, ya que cada vez surgen innovadoras técnicas de Cirugía Estética, es decir que el cuerpo puede ser alterado, “mejorado” y reconstruido en su totalidad. Cada vez hay más productos, que son un claro ejemplo de exageración en lo artificial que puede llegar a ser la “belleza” de una mujer, como los tintes de cabello, los lentes de contacto, etc.
Si se habla de perfección no se puede dejar de lado la máxima imperfección del hombre, la muerte, cada vez se exige más a la ciencia el que si no puede evitar la muerte al menos puede alargar la vida creando máquinas que retrasan la muerte celular. Por otro lado, la ciencia con los avances tecnológicos busca preservar la vida del hombre por ejemplo en el campo de la medicina, siempre se está avanzando en la creación de nuevas vacunas que puedan salvar a las personas de las enfermedades que no tienen cura, como el Sida o el cáncer.
Al parecer la tecnología avanza en dos sentidos contrapuestos, una hacia la cura de las enfermedades, hacia la preservación de la vida y otra hacia la destrucción del espacio donde vivimos y por ende la destrucción del hombre.
Para Nietzsche son los instintos lo que hacen al hombre superior y no la búsqueda de un interés como se da en la inteligencia vulgar en la cual el fin del interés es superior a los instintos.
“Comparado con los caracteres vulgares, el carácter superior es el más irracional pues el hombre noble y generoso que se sacrifica sucumbe, a sus instintos y en los mejores momentos de su existencia su razón hace una pausa”.
Esto está totalmente en contra con los parámetros de la modernidad y es aquí en donde la modernidad y la tecnología han influenciado más en el hombre. El hombre ha llegado a una disociación de sí mismo valorando sólo su aspecto racional, calculador, dejando de lado su otro aspecto pasional, sensitivo e imperfecto, como una falsa razón de las pasiones, generándose en el hombre una lucha entre su razón y su pasión. Si la razón ha devenido en una sin razón entonces es hora de cuestionar el himno de Descartes: el hombre entendido sólo como razón.
¿Por qué no? Romper con los valores de la razón y la ciencia: como la verdad, por qué creer que existe la verdad? y ¿por qué creer que esta verdad –de existir- es sólo alcanzable por la razón y la ciencia?
“No, a nosotros no nos seduce esa cosa de mal gusto, esa ansia de verdad, de la verdad a toda costa, esa locura de mancebo enamorado de la verdad. Tenemos sobrada experiencia para ello, somos demasiado serios, demasiado profundos… No creemos que la verdad continúe siéndolo si se le arranca el velo, hemos vivido demasiado para pensar así”.
Para terminar es necesario replantearnos ¿Quiénes somos? Y de acuerdo a esto reencaminar el avance de la ciencia ya no como hasta ahora de manera ilimitada y deshumanizante, que ya no sea una búsqueda ilimitada de perfección, porque ¿quiénes somos?, pues ya no sólo seres racionales sino personas con emociones, imperfecciones y limitaciones, pero no por eso la ciencia y la tecnología puede volvernos seres que podamos hacer todo lo que queramos, el hecho es aceptar que somos “Humanos, demasiado humanos”.
BIBLIOGRAFIA
Bacon Nueva Atlántida Editorial Losada. Buenos Aires 1941.
Descartes Principios de la Filosofía. Alianza Madrid, 1995. Parte cuarta
Feyerabend “El mito de la ciencia y su papel en la sociedad”. Revista Teorema, Valencia, 1979.
Wolfgang Sachs Diccionario del Desarrollo, PRACTEC, 1996.
Miguel A. Quintanilla Tecnología y Sociedad. Lima, 1999.
Nietzsche La Gaya Ciencia, Edicomunicación S.A. España, 2003, Tomo I.
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miércoles, 16 de julio de 2008
LA SINRAZÓN DE LA RAZÓN
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1 comentario:
definitivamente hay una tensa relación entre "el progreso",que toda sociedad busca y el valor de lo "humano". En el mundo cada vez aparecen mas colectivos que alzan su voz en contra(los indignados,etc) del tan ansiado desarrollo basado en términos económicos los cuales están fundamentados en la explotación y destrucción dela naturaleza.
Entonces al final me pregunto cómo encontrar el equilibrio,cómo progresar sin deshumanizarnos??
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