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Saludos a todos los visitantes del blog. Somos un grupo de estudiantes de filosofía de la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV).

Con el objetivo de difundir y practicar nuestra carrera decidimos crear este espacio virtual, donde en el transcurrir del tiempo se irán publicando artículos, resúmenes, comentarios [...]. Los cuales servirán para compartir perspectivas, puntos de vista y generar discusiones filosóficas.

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Pues bien, se abre un camino para internarnos en este bosque... El bosque de la reflexión, de la investigación... de la Filosofía.

lunes, 26 de mayo de 2008

EL PARADIGMA BAJOMEDIEVAL: ARISTOTELISMO ORTODOXO

1. EL PENSAMIENTO CRISTIANO Y ARISTÓTELES

La reflexión humana, para alcanzar un esclarecimiento sistemático del mundo en que se vive, está siempre mediatizada por las formas culturales
ya existentes en ese mismo mundo. La llamada transmisión cultural no sólo
permite que cada generación legue a la siguiente un cúmulo de experiencias y de saberes acerca de la realidad, sino que conjuntamente entregue un universo jerarquizado y estructurado de un determinando modo y dentro del cual son posibles ciertas cuestiones y ciertas otras no (temas que son incapaces de despertar curiosidad). Estas dos funciones de la cultura van íntimamente ligadas y, de hecho, no puede darse una sin la otra: no puede darse una categorización del mundo sin ver el mundo a través de ella. Por consiguiente, la filosofía medieval lo es en tanto en cuanto obedece a una cierta tematización del mundo a partir de la Biblia.

En efecto, basta echar una ojeada retrospectiva a los orígenes del pensamiento medieval, es decir, a los primeros autores que configuran la exégesis bíblica, para apreciar sobradamente la primacía de la temática teológica. Partiendo de aquí, el pensamiento europeo se afianzó progresivamente en esta dirección teologizante, donde no tanto importaba el conocimiento del mundo por sí mismo y desde sí mismo, sino el conocimiento del mundo por su última fuente originaria y desde esta fuente que otorga sentido a la totalidad de lo existente. No debe engañar a nadie la supervivencia de la terminología griega, ni la aparente concordancia de muchos temas con Platón; el espíritu que anima a los pensadores del Bajo Imperio romano es muy diferente, y, por consiguiente, la red de problemas que para ellos plantea el mundo y que merece consideración es también sustancialmente distinta.

Para el monje europeo de los siglos VIII al XII no hay más libros que la Biblia, las obras de san Agustín y de los santos padres la lógica de Boecio, las Etimologías de san Isidoro y el De natura rerum de san Beda el Venerable. Se constituye así definitivamente la tematización del mundo a partir de la Biblia y los comentarios doctrinales de la patrística, que se sistematiza, a nivel escolar, en la triple red de disciplinas: el Trivium, el Cuadrivium y la Teología.


Teniendo en cuenta lo dicho anteriormente puede valorarse en todas sus consecuencias el impacto que produjo en el mundo cristiano la aparición de Aristóteles ya a partir del siglo XII. El aristotelismo transmitido por los árabes era una poderosa explicación de todos los fenómenos naturales.

Además, los escritos éticos y políticos del Estagirita daban pie a fundamentaciones naturales altamente elaboradas de la moralidad y del gobierno. Y, por último, el aristotelismo lograba la unificación sistemática de todos estos diversos campos mediante una metafísica sumamente sólida que podía mantenerse intacta reduciendo al mínimo las cuestiones teológicas, e incluso prescindiendo por completo de ellas.
En cierto modo, el periplo intelectual que lleva a Europa del pensamiento altomedieval a la ciencia moderna se inicia ya en los siglos XII y XIII. La progresiva introducción del aristotelismo, a pesar de todas las prohibiciones eclesiásticas al respecto, y el lento abandono del marco teológico de la tradición neoplatónica y patrística, abrieron las puertas al cultivo de la filosofía natural, y a través de ella a una nueva visión sistemática del mundo que permitía ya preguntarse por muchos problemas y cuestiones que carecían de sentido en la época anterior. Ahora bien es preciso añadir que este aristotelismo integrado en la dogmática cristiana, y que hemos de llamar «ortodoxo», no fue el único existente (aunque sí el predominante), puesto que ya a partir del mismo siglo XIII aparece el llamado aristotelismo averroizante, de clara tendencia irreligiosa y naturalista.

2. EL MODELO BIOLÓGICO DE EXPLICACIÓN

Aquí se reduce a una reconstrucción general de los conceptos que estructuran la ciencia aristotélica, a fin de observar el enlace y las relaciones que mantienen entre ellos y el tipo de modelo explicativo que arrojan sobre el mundo. Se trata, en suma, de una somera descripción del armazón conceptual del paradigma aristotélico ortodoxo, para poder después percibir claramente las diferencias que los separan del paradigma científico renacentista y, por supuesto, del modelo mecanicista.
En primer lugar hay que apuntar un dato trivial, pero frecuentemente olvidado en las exposiciones sistemáticas de la filosofía peripatética: Aristóteles era un hijo de un médico y dedicó gran parte de su vida al estudio de los animales. La descripción empírica nos ofrece siempre unos elementos comunes distribuidos de manera distinta, es decir, un mismo «material» (hylé) con «estructuras» (morfai) diversas.

La adecuación de la terminología hilemórfica a la descripción biológica es plena, dado que surgió precisamente del análisis de los seres vivos. Con ellas Aristóteles logró un aparato conceptual tan sumamente preciso que, como se sabe, no se limitó a utilizarlo en su campo de origen, sino que lo fue extendido progresivamente a la totalidad del mundo físico.
Así pues, el sistema aristotélico generó una metafísica altamente elaborada como fundamentación última de la extensión del modelo biológico a la totalidad de lo existente, y, a la postre, convirtió el modelo de explicación biológica en paradigma de explicación natural, tal como fue desarrollado por la tradición islámica e integrado en la Europa cristiana de los siglos XII y XIII. En este sentido, la intensa labor desplegada por santo Tomás de Aquino significó la adaptación del paradigma aristotélico, eliminando cuidadosamente las imprecisiones que lo hacían susceptible de oposición al dogma cristiano y aproximación al averroísmo.

3. REGULARIDAD NATURAL E INTERVENCIÓN SOBRENATURAL

Uno de los elementos esenciales al modelo biológico de la explicación es la cuestión de la causa final y la finalidad en el mundo natural. También aquí Aristóteles se nos presenta como zoólogo y agudo observador que encuentra en la conducta animal unas tendencias propias. Las partes de los animales parecen estar hechas «para» cumplir una determinada función anatómica y fisiológica; los mecanismos motores parecen «responder» al tipo de hábitat y «estar configurados según» la caza de la que se nutre la especie; las espinas de las plantas y demás aparatos de defensa parecen estar creados «para» proteger los frutos y asegurar la supervivencia de la especie, etc. Todo ello permite concluir la existencia de un fin (telos) inherente, no sólo a las distintas especies, sino también a las diversas partes y organismos de cada animal. Con lo cual la naturaleza aparece caracterizada por su teleologismo inmanente.

Partiendo de aquí el paradigma aristotélico extenderá la noción de finalidad a la totalidad de la Naturaleza, como hizo con los conceptos de materia, forma, potencia y acto.

Tal fue la doctrina general que heredó la Europa del siglo XIII y que constituyo el eje del pensamiento científico y filosófico hasta los siglos XV y XVI. No obstante, queda por subrayar un punto esencial que constituye la línea divisoria entre el Aristotelismo ortodoxo y el cariz averroísta. Se trata de la distinción entre la ley natural que rige los fenómenos ordinarios del universo y la intervención sobrenatural que caracteriza los fenómenos extraordinarios.

En cualquiera de ambos casos se esta sosteniendo la existencia real de las potencias espirituales de las que habla la tradición bíblica; con lo que el milagro divino, al igual que los sortilegios malignos, adquieren carta de realidad y remiten, en última instancia, a un tipo de ciencia superior que trate de ellos en tanto que fuerzas sobrenaturales.

4. NATURALIA Y ARTIFICIALIA

El aristotelismo logra, como consecuencia de su noción directriz de finalidad una definición y diferenciación estricta entre lo natural y artificial, entre la Phycis y techne de la tradición griega o los naturalia y los artificialia de la escolástica medieval.

El teleologismo inherente a los cuerpos naturales es sustituido en los artificiales por la inteligencia humana, que puede concebirlos para determinados fines, o bien, para expresarlo en la propia terminología aristotélica: mientras los seres naturales tienen sus causas material, formal, eficiente y final en otros seres naturales, los seres artificiales solo tiene su causa material en un ser natural, debiéndose las otras causas al concurso de la inteligencia humana.

Hay que destacar, pues, la estricta separación entre lo natural y lo artificial en el paradigma aristotélico, separación que llevaría a una condena del trabajo artesanal y una negativa previa a cualquier realización mecánica.

5. OPOSICIÓN A LA TÉCNICA Y CONDENA DEL TRABAJO MANUAL

Siendo la naturaleza un ámbito autónomo que contiene en sí mismo los principios teleológicos de su desarrollo, diciendo las artes meras imitaciones de lo natural, es forzoso admitir la superioridad de la primera y el carácter subsidiario de las segundas. En el aristotelismo medieval queda demarcada la línea fronteriza entre la naturaleza y el artificio, a la vez que adquiere toda su significación la preeminencia de lo natural sobre lo artificial.
En efecto, la polaridad entre naturalia y artificialia no apuntan sino a un menosprecio de los segundos: su papel de imitadores se reducen a instrumentos que pueden remedar ciertas funciones naturales de manera tosca y rudimentaria, pero nunca suplir a los naturalia ni mucho menos realizar sus funciones.


LOS AVANCES TÉCNICOS EN LOS SIGLOS XIV AL XVI

6. EL PAPEL DE LA TÉCNICA EN LA EDAD MEDIA

La potencia explicativa del paradigma aristotélico más la posibilidad de su cristianización (apoyando de paso la intervención sobrenatural), le procuro una larga vigencia en la Europa medieval: de hecho fue el único marco teórico existente desde el siglo XII al XV, y que repentinamente, y sin aparente causas determinantes, fue sustituido por la intelectualidad de la época por un modelo totalmente distinto.
A grandes rasgos, los principios del aristotelismo en este punto podría resumirse en estas tesis:
1) Ningún cuerpo natural puede reproducirse por medios artificiales.
2) Ningún procedimiento mecánico podrá suplantar el trabajo del hombre.
3) Ningún instrumento mecánico podrá gozar de funcionamiento automático.
4) Por consiguiente, lo natural es superior a lo artificial y el ocuparse de trabajos manuales es contrario a la naturaleza del hombre libre.
Y precisamente el insipiente desarrollo de la técnica medieval mostró fehacientemente lo incorrecto de tales tesis.

7. RESURGIMIENTO URBANO, ARTESANOS E INGENIEROS

El tránsito de una sociedad eminentemente rural a otra de tipo urbano -tránsito que, como acabamos de ver, ya vino propiciado por el incremento de la riqueza producido por el despertar técnico altomedieval- trajo consigo la necesidad de una renovación general de las artes mecánicas y, en concreto, la estabilización definitiva de una clase dedicada a tales menesteres y remunerada por su trabajo.

En todo caso y mientras el aristotelismo ocupaba el puesto preeminente en las universidades del siglo XIII, los artesanos e ingenieros comenzaban a desmentir en la práctica muchos de sus fundamentos teóricos.
Para responder a estas nuevas necesidades, nacidas del resurgimiento urbano, era preciso la aparición de un tipo de artesano capaz de combinar una gran experiencia en su oficio con un ingenio despierto y audaz, de modo que mediante ambos factores supliera la falta de un armazón teórico con el que operar (armazón que evidentemente no suministraba el aristotelismo).

8. URBANISMO E INGENIERÍA MILITAR

La fundación de las ciudades en torno a antiguas fortificaciones medievales, y su crecimiento continuo a lo largo de los siglos XIII, XIV y XV, trajo consigo la tarea de crear las infraestructuras necesarias para el mantenimiento de la vida ciudadana. Uno de los primero problemas resueltos fue el de la pavimentación de las calles.
De mayor importancia eran los suministros de agua y su distribución en las casas. La primera cuestión se resolvió inicialmente mediante el sistema romano, de acueductos.
A partir de la segunda mitad del siglo XV, y con el descubrimiento de las bombas de agua, se abandona definitivamente el sistema romano y se utilizan canalizaciones a ras de tierra con bombas aspirantes.
A partir del siglo XV se impone el sistema de canalización subterránea mediante canales de barro cocido troncos de madera huecos, sistema que quedaría definitivamente incorporado en el siglo XVI con la utilización de tuberías de plomo gracias a los progresos de la metalurgia.

9. LA GRAN TRADICIÓN MECÁNICA: LOS RELOJES

Una de las parcelas de más larga tradición artesanal en la Edad Media fue, sin duda alguna la relojería.
Su carácter mecánico lúdico: se trataba más de obras decorativas que ponían de manifiesto la importancia del consejo municipal, príncipe u obispo de la ciudad, que de obras funcionales, pero lo relevante del hecho es que, para cumplir esa misión ornamental, se ponían en práctica todos los conocimientos de mecánica de la época, y se lograban así aparatos automáticos que ponían el principio de movimiento en sí mismos, es decir, que contradecían de lleno la distinción aristotélica entre naturalia y artificialia, apareciendo lentamente en la mentalidad de los artesanos la idea de un mecanismo automático autónomo (idea crucial en el cartesianismo y la ciencia moderna): “el automatismo a nacido en las manos de los relojeros bajo la forma elemental de las campanadas horarias, después en los autómatas de ciclo cada vez más complejo, para terminar en el control en sentido actual.

10. LA GRAN TRADICIÓN MECÁNICA: LOS AUTÓMATAS

Paralelamente al desarrollo de la relojería, y en íntima conexión con ella, surgió el gusto por los ingenios mecánicos que reproducían escenas animadas.
Conviene notar, al respecto, que en esta época no se establece diferencia alguna entre mecánico y matemático, dada la unidad de ambas disciplinas para los artesanos, arquitectos y demás ingenieros; de ahí la conocida frase de Leonardo, que viene a sintetizar el espíritu de los hábiles técnicos renacentistas: “la mecánica es el paraíso de las ciencias mecánicas, porque es en ella donde se realizan”. Si a ellos añadimos que el carácter recreativo de estos aparatos, no solo no ponía trabas al ingenio creador sino que propiciaba el trabajo imaginativo de manera extraordinaria, se comprenderá su extremado auge y su gran importancia para el crecimiento del desarrollo técnico en la época renacentista inmediatamente anterior a la aparición de la ciencia moderna.

MIGUEL DOMÍNGUEZ VEGA

3 comentarios:

Víctor Samuel Rivera dijo...

Este trabajo está bastante bien

Unknown dijo...

Es cierto que el resumen está bastante bueno y comprensible, pero muy aparte de eso, como opinión personal, en algún aspecto este tipo de avances tecnológicos que se aprecia a medida de que aparecen personas con mentes mas ingeniosas y mas curiosas, hacen que puedan crear cosas nuevas ya se para el bien de la sociedad, como pueden ser pavimentación, acueductos etc., esto genera una mejor calidad de vida, pero en el caso de la ingeniería militar, que se crearon mejores cañones con aleaciones de otros materiales etc., y poco a poco eso puede conllevar a una carrera armamentista, por que nosotros los seres humanos somos muy “creativos”, para mi esta demás esas creaciones, seria algo ingenioso solo y cuando, se use de una manera adecuada, ahora el problema seria ¿ cual seria ese uso adecuado? Eso lo dejo a criterio de todos.

LUIS MIGUEL BORDA SANDOVAL

Anónimo dijo...

Deberías indicar que se trata de un resumen de la primera parte del libro de Salvio Turró, "Descartes. Del hermetismo a la nueva ciencia", que, salvo error u omisión, no he visto especificado. Todos sabemos la importancia de citar las fuentes, si no por reconocimiento del autor, al menos para favorecer y facilitar una investigación más profunda al curioso que llegue a tu página.