“…es indispensable y lo más urgente en la hora actual de la humanidad: la organización y la unidad proletaria, necesarias para le defensa de los intereses colectivos y de los derechos conquistados a través de los tiempos, a fuerza de tantos desvelos, de tantos sacrificios y la sangre fecundante de los libertarios de todas las épocas; esa organización y unidad que han de ser mañana, avalancha contra todas las tiranías y todos los despojos cometidos por las clases privilegiadas, y, después, cuando el momento y las circunstancias determinen el punto final de una evolución, ha de convertirse en el majestuoso oleaje de la revolución social…” (1).
Un medio día del 23 de setiembre de 1941, dejó de existir, Delfín Amador Lévano Gómez, un gran hombre y revolucionario, un hombre de lucha y acción, infatigable organizador del proletariado, que lo dio todo por la más noble causa que puede existir: “La Emancipación del Proletariado” […], en pocas palabras, “Un Anarquista Convicto y Confeso”.
Las líneas que siguen a continuación, a 67 años de su muerte, son una pequeña muestra de agradecimiento por toda su labor desplegada en la organización y concientización del proletariado, que a pesar de ser apresado y torturado infinidad de veces –por las fuerzas represivas– no se amilanó y conoció fatiga; emprendiendo larga y constante lucha contra la burguesía y clase dominante en la época en la cual se desenvolvió. Donde se fueron incorporando más compañeros y camaradas a esta notable causa. Entre ellos: Adalberto Fonkén, Nicolás Gutarra, Carlos Barba, Julio Portocarrero, Eulogio Otazu, Carlos del Barzo, Christian Dam, entre otros. Toda una pléyade de infatigables luchadores al servicio de la revolución.
Es así, que le rendimos homenaje y conmemoramos, al maestro y guía Delfín Lévano, que se mantuvo hasta el final como un autentico anarquista, no siendo ganado por el aprismo, ni por el Partido Socialista [Partido Comunista] (2), ni tampoco por el gobierno, ni por pensamiento dominante de aquella época.
Para ello, lo ubicaremos en el contexto histórico social, describiendo en términos generales el clima social, su vida, las condiciones económicas, sociales y políticas, en el cual se desenvolvió y desplegó toda su actividad revolucionaria. Así mismo, se hará un breve recuento de los orígenes formación y desarrollo del Movimiento Obrero del Perú, que están íntimamente ligados y relacionados.
NACIMIENTO, FORMACIÓN Y DESARROLLO DEL PROLETARIADO PERUANO
A mediados del siglo XIX, con el boom del guano y salitre, la economía del país estrechó lazos con algunos países capitalistas europeos, en especial con Inglaterra, fomentándose la importación de artículos de consumo y la difusión de relaciones mercantiles, colocando la economía del país al servicio del capital inglés.
Esto debió implicar un desarrollo en el mercado del trabajo y de las relaciones capitalistas de producción. Pero NO fue así, a nuestra clase burguesa (3), no le interesó el desarrollo de la industria ni de la manufactura.
Pero paradójicamente, esta burguesía dependiente “fue creando y dando inicio a su clase antagónica, …la clase obrera” (4), generándose así, una situación de conflicto social, el de la lucha de clases.
En 1879, el auge económico, generado por el boom del guano y salitre, empieza a sufrir un decrecimiento al estallar el conflicto bélico con Chile (1879-1883), que conllevó no sólo a la retención de las islas guaneras de Chincha, sino también de las salitreras de Tarapacá (5), la cual cayó en manos chilenas junto a Tacna y Arica (6). Así mismo, se estableció el Contrato Grace, que resultó lesivo para la economía, quedando despojado de todos los grandes recursos del país (7).
Años posteriores al conflicto bélico con Chile, el país entró en inestabilidad, producto de la pugna por el poder entre los caudillos militares, que fueron “incapaces e inadecuados para dirigir un trabajo de reconstrucción económica” (8). Donde a mediados de la década de 1890, se consolidó el orden político y social del país, con la unión de un incipiente sector burgués, sectores oligárquicos regionales y terratenientes (9).
El civilismo, con Piérola a la cabeza, asume el poder, desplazando a los militares (10), sucediéndose años después una recuperación de la economía, que queda concretada en los siguientes hechos:
La aparición de la industria maderera, de bancos nacionales y extranjeros, la gradual superación del poder británico por el norteamericano, la utilización del caucho, el alza de los productos, la política de empréstitos, etc. (11). Formándose un proletariado industrial incipiente, que va tomando conciencia y adoptando las ideas clasistas.
Es así, que el movimiento obrero empieza a surgir. Realizando una de las primeras luchas a fines del siglo XIX. Produciéndose la primera huelga proletaria. Huelga de los tipógrafos, que lanzándose a la lucha, exigen mejoras salariales a sus patronos. Esta huelga se inició el 16 de diciembre de 1883, durando 9 días, consiguiendo los tipógrafos sus reivindicaciones (12).
Años después de esta primera huelga, los obreros panaderos, solicitando mejor trato y mejores salarios, se movilizan contra la patronal. Huelga que dio inicio el 4 de enero de 1887, concluyéndose el 12 de enero. Así mismo, el año de 1896, se intensifica el movimiento huelguístico, cuyos protagonistas principales serán los Obreros tejedores, los tipógrafos, los obreros pasteleros (13).
Estas primeras acciones huelguísticas, sirvió de aprendizaje y experiencia en las futuras luchas del movimiento obrero emergente. Huelgas que en un inicio surgieron de formas espontáneas y sin mayor organización, que luego se fueron haciéndose más orgánicas, compactas, fuertes y contundentes.
A inicios del siglo XX, la naciente e incipiente fuerza productiva (proletariado), concentrada en urbes, explotados por agotadoras jornadas entre 14 a 16 horas, recibiendo a cambio un misero jornal […]; empieza a tomar conciencia, organizándose, de manera diversa al mutualismo (14), en sindicatos y órganos de resistencia.
Como consecuencia de este giro hacia el sindicalismo, se empezó a difundir y desarrollar las ideas anarquistas. Así, en 1904, la Asociación de Panaderos “Estrella del Perú”, se separa de la Confederación de Artesanos “Unión Universal” (de carácter mutualista), para adoptar en 1905 la forma de Federación, convirtiéndose en el eje centralizador de las luchas obreras.
El 1º de Mayo de 1905, la Federación organizó un solemne acto para celebrar la Jornada Internacional de los Trabajadores. Acordándose en ella, iniciar la lucha en común y conjunta para conseguir la jornada de ocho horas. En esa celebración, Manuel Gonzáles Prada da a leer: “El intelectual y el Obrero”, donde preconiza la unión y alianza de l inteligencia con el trabajo, de la unión de intelectuales y obreros para realizar la revolución (15). Conmoviendo a la multitud diciendo: “mañana, cuando surjan olas de proletarios que se lancen a combatir contra los muros de la vieja sociedad, los depredadores y los opresores palparan que llegó la hora de la batalla decisiva y sin cuartel” (16). En ese mismo acto, Manuel Caracciolo Lévano Chumpitaz, sintetiza el programa que propone:
“Organización de los distintos gremios de obreros formando fondos de resistencia, de economía y protección mutua para lo fines:
Mejorar la condición intelectual, moral y material de los gremiantes.
Solucionar las cuestiones sociales y económicas de los mismos.
Fomentar las federaciones entre los gremios afines y las ligas o alianzas con los demás centros obreros.
Hacer causa común con los gremios del resto del mundo para la solución de cualquier problema social o en defensa de cualquier derecho.
Fortalecer y defender la causa de la reforma social, porque la emancipación de los obreros tiene que ser obra de ellos mismos.
Formar un cuerpo general de obreros.
Convocar congresos locales o asambleas nacionales de obreros que den unidad y armonía a los trabajos sociológicos de los gremios.
Hacer propaganda de nuestros deberes y derechos por conferencias y por prensa” (17).
Esto significó un gran salto y aporte de los Lévano, “no se limitaron a la organización y defensa de los panaderos; propugnaban la Federación por ramas de industrias y la alianza internacional de lo trabajadores” (18), superando la estreches gremial, local o nacional.
Jornada por las 8 horas
En el Perú, así como en otros países latinoamericanos, la duración del trabajo fluctuaba entre 14 a 16 horas diarias. Al iniciarse el siglo XX, el 2 de mayo de 1901, los obreros panaderos entraron en huelga, exigiendo la disminución del trabajo (19).
En el año de 1904 (mayo), los trabajadores portuarios del Callao, se lanzan a la huelga. Muriendo en lucha “Florencio Aliaga” (20). Manuel C. Lévano, rindiendo homenaje exclama: “quien muere en la brecha de la redención del proletariado, también es un héroe” (21). También, Delfín Lévano recuerda a Florencio Aliaga, considerándolo como el primer mártir de la redención social en el Perú, víctima de la fuerza publica al servicio del capital (22).
En 1905, se produce la huelga de los trabajadores portuarios del Mollendo (Arequipa), pidiendo aumento de salario y disminución de horas de trabajo, el cual se prolongó por más de un mes (23)
En 1911, entran en huelga los obreros textiles de Vitarte, exigiendo aumento salarial, reducción de horas de trabajo y el libre expendio de mercancías. La huelga se extendió varias semanas. La patronal contrató nuevo personal, avalado por el Prefecto de Lima que impidió el intento de marcha de los obreros hacia la capital. Siendo esta acción condenada por los sindicatos de Lima y opinión pública, que en apoyo a los huelguistas, se declaró por primara vez en el Perú un Paro General Indefinido (24), posibilitando, aunque mínima, un triunfo para el obrero de Vitarte y de toda la clase proletaria del Perú (25).
En enero de 1912, se produce la huelga de los sastres, Delfín Lévano refiere que ante la no concurrencia de los obreros a sus labores, los capitalistas transaron con los operarios, aumentándose el 5, 7 y 8 por ciento en determinadas mano de obra, adoptada luego por los trabajadores ante el temor del fracaso de la huelga (26); resaltando líneas más adelante que “en los conflictos entre obreros y patrones están demás terceras personas, pues estas, …en muchos casos perjudican las causas proletarias”. Luego saluda los huelguistas diciendo: “nuestros sincero aplauso a los obrero sastres, pues sólo el movimiento huelguista significa el despertar de un gremio que por primera vez se lanza a la lucha”, haciendo un llamado a los obreros a organizarse en sindicatos menciona: “organizaos en sindicatos obreros sastres, y os habéis preparado para las futuras luchas, para el “mejoramiento progresivo” y “emancipación económica social” (27).
Ese mismo año se produce la huelga campesina en el Valle de Chicama, en las Haciendas de Roma, Casa Grande, Sauzal, Cartavio y Chiquitoy; exigiendo aumentos salariales y la supresión del enganche. Produciéndose una represión brutal y masacre de campesinos por las fuerzas represivas (28) –el ejercito–. Delfín Lévano, condenando y denunciando a los órganos de gobierno y fuerzas represivas, refiere: “la pavorosa represión de la huelga de Chicama nos muestra en toda su desnudez horrorosa lo que es la plaga funesta de la humanidad, el militarismo”, “por eso protestamos y condenamos, a los principales autores de la horrenda tragedia…, el Presidente de la República, el Ministro de Gobierno… y demás secuaces galoneado” (29).
Así mismo, se producen las huelgas de los conductores, electricistas, motoristas y sastres; extendiéndose también las luchas indígenas en las haciendas La Estrella y Barbadillo de Lima, y en otras ciudades como: Cañete, Chincha, Huacho, etc. (30).
En 1913, se lanzan en huelga los operarios metalúrgicos de las factorías Guadalupe, El Vulcano, White y El Águila; los trabajadores de las fábricas de agua de gaseosas; se producen también huelgas en Talara, Negritos y Morococha. Pero la más importante y significativa fue la huelga realizada por los trabajadores portuarios del Callao, donde se consiguen las primeras victorias –tras largas y cruentas luchas– por la jornada de 8 horas. Primero para los jornaleros de la Darsena, luego por los operarios del Molino Milne y Cia, los operarios de la fábrica de gas, los operarios del Dique Flotante, los operarios de la Aduana, de la imprenta el Callao y la Casa Wagner (31).
Pero en Lima el movimiento obrero fue duramente reprimido, apresándose a los principales dirigentes, no lográndose plasmar la jornada de 8 horas en todo el país (32). Uno de los obreros que tuvo mayor participación en estos hechos, fue sin duda, Delfín Lévano, participando activamente en todas las manifestaciones y actividades huelguísticas. Donde en las páginas de La Protesta enfatizó: “que el triunfo se debe únicamente a los huelguistas, y que el decreto gubernamental sólo vino a disimular una derrota de los enemigos del pueblo productor (33).
En los años siguientes se sucedieron más hechos importantes como la sublevación indígena de Rumi Maqui (Teodomiro Gutiérrez) en 1914. Ese mismo año, Oscar Benavides derroca a Billinghurst; los militares masacran a los huelguistas de Chicama, Napo y Zaña; se produce la huelga de los tejedores de la fabrica El Inca; se declara el boicot a los diarios El Comercio y La Patria; a las panaderías La Higiénica y Santa Catalina. En 1915, se produce la huelga de los obreros textiles de Vitarte, exigiendo la jornada de 8 horas, mejoras salariales y respeto al derecho de organización, terminando en sangrientos sucesos; insurrección de los selváticos ante la explotación de los caucheros. En 1916, se produce la huelga obrero-campesino de Huacho, barranca, Sayán y Pativilca, demandando mejoras salariales y la jornada de 8 horas, dejando muchos muertos y heridos; Huelga de los trabajadores de Talara y Negritos, que es fuerte y brutalmente reprimida; el gobierno empieza a clausurar locales, perseguir y encerrar dirigentes anarcosindicalistas. En 1917, el Comité de Defensa Social, convoca a un mitin pro-abaratamiento de las subsistencias; se clausura el local de la “Estrella del Perú; se produce la huelga de los conductores y motoristas, textiles y campesinos del Valle de Huacho; Huelga de los obreros de Negritos y Talara, terminando en sucesos sangrientos; Huelga en las minas de Smelter y Cerro de Pasco; huelga en las haciendas de Casa Grande, Chilín y Cartavio, entre otros.
En 1918, fallece el Maestro Manuel Gonzáles Prada; se declaran en huelga los obreros de la fábrica de tejidos el Inca (23 de diciembre), iniciándose la lucha por la jornada de las 8 horas en Lima; huelga de los gremios panaderos [30 de diciembre] (34).
La conquista de la jornada de 8 horas
El 23 de diciembre de 1918, los obreros de la fábrica de tejidos El Inca, se declaran en huelga, reclamando la jornada de 8 horas, sumándose a ella la “Unión textil” de Vitarte, días después se suma la Federación de Panaderos desencadenándose una movilización generalizada del proletariado, produciendo la paralización de las actividades, enfrentamientos entre huelguistas y policías. Los obreros piden apoyo a los universitarios, después de días de vacilación y deliberación envían a sus representantes ante el Comité del Paro. El día 13 (Enero), el paro general es contundente en Lima y Callao –se detuvieron a muchos dirigentes–, continuándose hasta el día 15; ese día se adhieren los sastres y albañiles. En Vitarte se vuela una locomotora y en el Callao se intenta incendiar la estación de ferrocarril. Obligando al gobierno y la clase dominante, que presas del terror (ante la movilización del movimiento), ceden a las exigencias del proletariado.
Así, el 15 de enero de 1919 a horas de la tarde, el gobierno emite un decreto reconociendo legalmente la jornada de 8 horas (35). Significando un triunfo valioso e importante del proletariado, que con su disciplina, combatividad, entrega y conciencia de clase asestaron un duro golpe a la burguesía y al estado, enseñando que con la unión y organización del proletariado, nada es imposible, y que sin luchas no hay victorias.
Algunos oportunistas y charlatanes, han intentado dar la paternidad de esta conquista a Haya de la Torre. Así, Felipe Cossio del Pomar señala que: “la primera batalla de los obrero del Perú para obtener la justiciera jornada de 8 horas, la idea inspiradora es una, la voluntad inspiradora también es una. Las dos emanan de Víctor Raúl Haya de la Torre” (36). Tal afirmación es completamente falsa, ya que la lucha por la jornada de 8 horas empezó a inicios de siglo, cuando el mencionado aún era un niño y no había venido a Lima (37). Desmintiéndose tal patraña de Cossio del Pomar. Así mismo Haya de la Torre y los demás representantes estudiantiles, proponen la jornada de 9 horas (38), quedando sin sustento ni fundamento tales afirmaciones (39). Ya que los únicos inspiradores de tales jornadas de lucha fueron los obreros del Perú, que indudablemente figuraron entre ellos Manuel Caracciolo y Delfín Lévano, entre otros; que tras largas luchas y batallas mostraron su capacidad combativa con la acción concreta y directa, arrancando una gran conquista a la clase dominante. Demostrando que la victoria y emancipación del proletariado ha de ser obra de ellos mismos.
Después de esta jornada, se van a suceder mas hechos importantes, como la fundación de la Federación de Trabajadores Textiles del Perú (FTTP), ese mismo año; la huelga ferroviaria de Trujillo por la demanda de la jornada de 8 horas y aumento de salario, provocando duros choques con la policia; la huelga ferroviaria de Lima. Se inicia en Lima y Callao, la lucha por el abaratamiento de las subsistencias; se produce el golpe de estado civil militar que coloca como presidente a A. B. Leguía; huelga de campesinos en el Valle de Huacho, Chancay y Huaura, por más salarios y jornada de 8 horas, dejando un saldo de muchos muertos y heridos,; se inicia el movimiento de la Reforma Universitaria, inspirado por los universitarios de Córdoba. Así mismo, el 8 de julio del mismo año, los trabajadores reunidos en asambleas bajo la presidencia de Adalberto Fonkén, resuelven constituir la Federación Obrera Regional del Perú (40).
En 1920, se dicta el decreto sobre huelgas, donde se permite el lock out y se prohíben las huelgas; estalla la huelga de motoristas y electricistas, demandando mejoras salariales; huelga de los obreros del Ferrocarril Central y del Molino de Santa Rosa, como protesta por los abusos de la patronal. En 1921, se realiza el Primer Congreso Obrero Local, que es presidida por Delfín Lévano como Secretario General (41), en la cual se realiza un análisis de la situación y demandas de los trabajadores, aprobándose crear la Federación Obrera Local (42); la policía cierra la Universidad de San Marcos, bajo pretexto de actividades subversivas de los estudiantes. En 1922, paro general en lima como protesta por los sangrientos sucesos ocurridos en Ica, en prejuicio de los obreros agrícolas de la región; se reabre San Marcos previa expulsión de estudiantes considerados como agitadores; paro de tranviarios; se organiza la Federación Obrera Local de Lima [FOLL] (43). En 1923, paro general de los ferroviarios contra el intento de reducción de salarios; insurrección de indígenas en Cangallo, como protesta al estanco del alcohol y la conscripción vial, terminado en una masacre campesina; huelga del ferrocarril central; regreso de Mariátegui de Europa en 1924; huelga de tranviarios en defensa de la jornada de 8 horas; matanza de campesino en Parcona (Ica). En 1925, huelga de camaleros de Lima; de tranviarios; polémica entre anarcosindicalistas y textiles de Vitarte. En 1926, paro general y mitin popular contra la conscripción vial, lográndose su modificación; Mariátegui funda Amauta.
En 1927, se realiza el Segundo Congreso obrero local, donde la Federación de Panaderos “Estrella del Perú”, no fue invitada (44); se clausura Amauta (junio) y reaparece nuevamente en diciembre. En 1928, se funda el Parido Socialista, se publican los 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana; aparece el periódico Labor. En 1929; huelga de los obreros tranviarios; se funda la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), Se clausura el periódico Labor; se produce la huelga en Morococha contra despidos y reducción salarial, obteniéndose el triunfo tras duros combates. En 1930, muere José Carlos Mariátegui, el Partido Socialista pasa a llamarse Partido Comunista; se produce el golpe de estado de Sánchez Cerro; el gobierno ilegaliza a la CGTP, acusándola de organización de tendencia revolucionaria y promotora de conflictos sociales. En 1931, se realiza la manifestación de los choferes del servicio público; estalla la huelga de obreros petroleros de Talara, demandando mejoras salariales; masacre de campesino en Paiján, dejando muchos muertos y heridos. En 1932, huelga de los trabajadores tranviarios y marítimos como protesta contra despidos de obreros y reducción salarial; estalla una insurrección en Trujillo como protesta contra el fraude electoral de 1931 (45). En 1936, fallece un gran hombre e infatigable luchador, revolucionario y anarquista, “Manuel Caracciolo Lévano.
La prensa obrera
Impulsada por las ideas revolucionarias de Manuel Gonzáles Prada a su regreso de Europa en 1898, influenció grandemente, en los años siguientes, a la lucha y organización del proletariado, empezando a aparecer periódicos como: El Libre Pensamiento (1896-1903), dirigido por el médico Christian Dam, La Idea Libre (1900-1903), dirigida por Gliserio Tasara, Los Parias (1904-1910), por Gonzáles Prada; Germinal (1889-1906), Redención (1905-?), El Artesano, El Obrero Peruano (1902-1903), Luz Eléctrica.
Toda esa labor propagandista se extenderá rápidamente en otras ciudades del país. En Trujillo aparece: La Antorcha (1903); en Chiclayo: Justicia (1905) y La Prensa Libre (1906); en Arequipa: El Ariete (1901), Bandera Roja (1907), La Semana, La Federación; en Cerro de Pasco: La Lucha y La Voz del Obrero; en Puno: La Voz del Obrero; Huánuco: Avenir; en Ica: Rebeldías, entre otros.
Los primero periódicos mutualistas fueron: El Artesano(1888-1896), El Obrero Panadero (1902), La Voz Obrera (1901), La Verdad (1906-1919), El Laborista (1917), entre los mas importantes.
Entre los periódicos anarquistas más importantes estaban: Los Parias (1904-1910), Simiente Roja (1905-?), EL Hambriento, Humanidad, Némesis, La Agitación, y el más importante de todos, La Protesta (1911-1926), etc.
Así mismo se publicaron: Claridad (1923-1925), siendo reemplazando por Solidaridad (1925-1927), Amauta (1926-1930), Labor, (1928-1929), El Obrero Textil, El Obrero Gráfico(1919-1925), El Electricista, El Tranviario(1921-1925), El Obrero Marítimo (1929-?), El Ferroviario, El Trabajador, El Nudito (1919), EL Obrero Organizado (1916-1917), etc. (46).
DELFÍN LÉVANO: SEMBLANZA DE UN REVOLUCIONARIO
Nace en Lurín el 9 de noviembre de 1885, sus padres fueron Don Manuel Caracciolo Lévano Chumpitaz (1962-1936) y Doña Hermelinda Gómez. Teniendo como hermanos a Hemérita y Eufrasio Lévano Gómez.
Su Padre Don Manuel Caracciolo Lévano
Su madre (Hermelinda Gómez), trabajadora y luchadora social de Lurín y su padre (Manuel Caracciolo Lévano, de padres campesinos), fue un combatiente guerrillero en los días de resistencia ante la invasión chilena, peleando en la batalla de Miraflores. Fue el primer dirigente obrero que traza el programa para el proletariado peruano (47), que busco y propagandizó la “organización de los obreros y campesinos” (48), para la redención social. Hombre de “Lucha Armada” (49). Ante la traición de Cáceres lo combatió tenazmente, siendo encerrado durante meses en el Cuartel de Santa Catalina (50). Liberado del encierro, se instala en Lima, trabajando como cultivador de aceitunas, ingresando luego a la fábrica de cigarrillos. Poco tiempo después “se dedicará al oficio de panaderos donde dedicará todas sus actividades de propagandista de unidad y luchador por la reivindicaciones proletarias (51). Años después se sumará a las montoneras de Piérola. Instalándose éste en el poder en 1895, se siente decepcionado al ver como reprime al pueblo, masacra indios, obrero…, para que sigan trabajando como esclavos (52), resultando todas las promesas del dictador, una farsa. Retornando después a su condición de obrero, ya que no estaba en su conciencia llegar a coronel o diputado (53).
Por sus ideas y actividad, sufrió persecución y penurias (al igual que su hijo Delfín Lévano), pero no lograron doblegarlo. Escribió en El Oprimido, La Agitación, El Hambriento, La Voz del Panadero, El Obrero Panadero, Simiente Roja, Humanidad, La Protesta, Armonía Social, entre otros; firmando con nombre propio y como Comnavelich, Manuel Chumpitaz (54), L.E.Ch., El Federado Nº 3, anónimamente, entre otros (55).
Abrió el siglo XX, como secretario general de los panaderos, en la primera huelga por demanda de salario en 1901 (56). Fue el primer organizador sindical, el abuelo del sindicalismo (57). Propagandista del anarquismo y amante fervoroso de la organización del proletariado. Fue una persona “inteligente y estudiosa, honrado, altivo y de claro discernimiento, era el hombre de acción metódica, no gustaba de la palabrería altisonante ni de fieras posturas de clamor irresponsable; le gustaba el sembrar ideas, organizar gremios obreros, trazar nuevos rumbos de la ideología socialista libertaria y estar al lado de los trabajadores cuando planteaban, dentro de acción directa que el preconizaba, sus reivindicaciones mejoristas y sus protestas contra os atropellos a los derechos del pueblo” (58).
Cuando ya no pudo trabajar, continuó asistiendo a las asambleas de la Federación de Panaderos, opinando, brindando consejos de toda su experiencia y labor revolucionaria.
Muriendo el 10 de junio de 1936, “fiel a sus convicciones anarquistas” y en pleno conocimiento de sus facultades. Sin temor a la muerte, se despidió de toda su familia “estrechándole las manos y dándoles el último abrazo”. Pidiendo, antes de morir, pluma y papel, escribiendo: “soy padre pobre, pero a nadie debo nada”, viniéndole “la muerte con la pluma en la mano, cuando, talvés, quería escribir algo más (59).
Su vida y Actividad revolucionaria
Continuando con la semblanza de Delfín Lévano, se puede apreciar que es un continuador de grandes luchadores sociales. Procedente de una familia humilde de escasos recursos económicos, tiene que trabajar desde muy pequeño para contribuir al sostenimiento del hogar. No concluye sus estudios (quedándose en el tercer grado de primaria), al no poder costear los gastos, teniendo que formase de manera autodidacta. Lográndolo satisfactoriamente.
Se identificó plenamente con las ideas anarquistas de su padre. Asimilando y enrolándose, desde muy joven, al anarquismo, se convirtió en uno de sus propagandistas y defensores más entusiastas, logrando desatacar por su inteligencia, tenacidad, fluidez verbal y combatividad. Escribiendo desde 1904 crónicas sobre los gremios.
En 1905, ya es un militante activo e importante del anarcosindicalismo, así como de la Federación de Obreros Panaderos “Estrella del Perú”, ocupando 8 veces el cargo de secretario general, una de presidente, una de tesorero, dos de contador, una de bibliotecario, una de secretario del exterior y una de administrador del periódico La Voz del Panadero (60). Así mismo, preside el cargo de Secretario General en el Primer Congreso Obrero Loca (1921), llamando a la organización y unidad proletaria para la defensa de los intereses y derechos colectivos, con miras a la revolución social (61).
No fue un líder, ni nunca se consideró como tal, más bien fue un hermano, un amigo, un obrero, un explotado, un compañero y camarada, digno representante de la humanidad.
En 1908, funda el grupo libertario Humanidad, que luego se fusiona con el Centro Socialista “1º de Mayo”, dando lugar al Centro de Estudios Sociales “1º de Mayo”. El Oprimido (1907-1909) pasa luego a ser editado por ellos.
Entre 1911 y 1926, dirige La Protesta (vocero más importante del anarquismo en el Perú); animó la publicación de la revista Armonía social (1920-1921) de corte crítico, sociológico e histórico. Dejando en su haber, una basta producción intelectual y revolucionaria en diversos periódicos, revistas y semanarios de aquella época. Influenciado por las ideas de Bakunin y Kropotkin, como también por Enrrico Malatesta, de quien poseía casi toda su bibliografía, y del geógrafo francés Eliseo Reclus. Firmando sus escritos con nombre propio y como: Lirio del monte, Amador del ideal, Amador Gómez, Amador, D. D., entre otros.
Dirigió el Centro Artístico “Apolo”, participando en veladas literarias organizada por el Centro de Estudios Sociales “1º de Mayo”. Escribe la obra teatral: “Mama Pacha”. Se desenvolvió también como músico, componiendo: “La Sinfonía del Trabajo”, “El perseguido”, “Mis flores rojas”, “La obrera”, “Mis cantos de amor”, etc.; escribiendo muchos poemas, entre ellas: “Anárquica”, “Romántica”, “Rebéldica”, “Los políticos”, “¡Rusia!”, “Mi lira”, etc.; en cuentos escribió: “Noche de navidad”, “Los anónimos”, “Redención”, “Balada de amor”, “El proscrito”, etc.; toda una basta producción cultural, intelectual y revolucionaria.
Así mismo, escribió sobre la religión, contrastándola con la filosofía anarquista, contra el estado, el capital, los militares y todas las entidades e instituciones de represión y sometimiento. Así también, sobre la anarquía, la mujer, el 1º de Mayo, el sindicalismo, el movimiento obrero, el pan, la educación, etc.
Propagandista y agitador incansable, que a pesar de toda adversidad –ya que en la época en la cual se desenvolvió, las condiciones del obrero eran muy duras y miserables, de tensiones económicas y sociales, con trabajos de 12 a 14 horas diarias, ausencia de toda legislación laboral, desdén de los capitalistas por la plebe urbana y un poder clerical sumamente retrogrado e irracional […]–, se daba el tiempo para leer, escribir, editar periódicos, revistas, folletos y panfletos, organizar al proletariado, organizar huelgas, movilizaciones y manifestaciones, realizar conferencias, recitales, presentaciones musicales, entre otras innumerables y loables actividades.
Estaba siempre presente en las manifestaciones, huelgas y protestas, reclamando ante los patronos y autoridades, por las malas condiciones del trabajo y la vida; y cuando no formaba parte de las comisiones, las asesoraba, guiaba y aconsejaba. No olvidemos también, que desempeñó un papel importante y fundamental en la conquista de la jornada de 8 horas en 1913 y en 1919. Todo un ejemplo a seguir y emular.
Propugnador del sabotaje, el boicot y la huelga; enseñaba y explicaba constantemente con la prédica y el ejemplo. Y en momentos de huelga era el hombre del consenso y de la táctica; inflexible con el traidor, severo, valiente y tenaz contra el capital, burguesía y clase dominante.
La solidaridad era una de sus principales características, no sólo con el gremio al cual perteneció, sino, con todos los demás gremios y personas, brindando su apoyo moral, intelectual y material. Por ello, inspiraba sentimientos fraternos y humanos.
Un hombre honrado, leal e incorruptible, hasta sus últimos días. Así, Cesar Lévano (su hijo), recuerda: Una vez, en 1939, fueron a visitarle a su cuartucho de madera, en Lince, dos personajes, uno era el comandante Alfonso Vásquez Lapeyra, que se había apartado del aprismo para apoyar la candidatura presidencial de Manuel Prado. El otro, José Cristóbal Castro, aspirante a diputado en la misma ocasión. Éste último había sido batallador líder portuario. Solo una cosa pedían a mi padre: que entregara su colección de periódicos obreros (La Protesta, Los Parias, Los Oprimidos, Armonía Social, etc.) a una Exposición de Prensa Peruana. A cambio, le darían becas para sus tres hijos que bastante las necesitábamos. La respuesta fue serena: “Esos periódicos no me pertenecen. Son de los trabajadores. Yo no puedo negociar con ellos en beneficio de mis hijos” (62).
Sufrió, por su actividad revolucionaria, persecución, cárcel y tortura. Pero no tuvo miedo ni desfalleció, siempre estaba en la lucha mientras el cuerpo respondiera, arriesgando la vida por su ideal y la causa revolucionaria.
Pero lamentablemente, este gran revolucionario se vio incapacitado a consecuencia de la última prisión a la que lo confinó el legiísmo, liberado después por efecto de una huelga obrera. Pero a su salida, ya no era el mismo, a consecuencia de la feroz y brutal paliza que le habían dado, dejándolo prácticamente inválido. Cesar Lévano refería: “lo que retornó al hogar, fue una masa morada y tinta de sangre, un ser hinchado que ya no podía caminar” (63). Muriendo el 23 de setiembre de 1941, en un asilo para pobres de Barrios Altos. Una monja antes de morir le pidió que se confesara, con voz tranquila respondió: “no voy a confesarme. Nunca he hecho mal a nadie. Todo lo contrario, si Dios existe, no tengo nada que temer” (64). Muriendo minutos más tarde.
Un medio día del 23 de setiembre de 1941, dejó de existir, Delfín Amador Lévano Gómez, un gran hombre y revolucionario, un hombre de lucha y acción, infatigable organizador del proletariado, que lo dio todo por la más noble causa que puede existir: “La Emancipación del Proletariado” […], en pocas palabras, “Un Anarquista Convicto y Confeso”.
Las líneas que siguen a continuación, a 67 años de su muerte, son una pequeña muestra de agradecimiento por toda su labor desplegada en la organización y concientización del proletariado, que a pesar de ser apresado y torturado infinidad de veces –por las fuerzas represivas– no se amilanó y conoció fatiga; emprendiendo larga y constante lucha contra la burguesía y clase dominante en la época en la cual se desenvolvió. Donde se fueron incorporando más compañeros y camaradas a esta notable causa. Entre ellos: Adalberto Fonkén, Nicolás Gutarra, Carlos Barba, Julio Portocarrero, Eulogio Otazu, Carlos del Barzo, Christian Dam, entre otros. Toda una pléyade de infatigables luchadores al servicio de la revolución.
Es así, que le rendimos homenaje y conmemoramos, al maestro y guía Delfín Lévano, que se mantuvo hasta el final como un autentico anarquista, no siendo ganado por el aprismo, ni por el Partido Socialista [Partido Comunista] (2), ni tampoco por el gobierno, ni por pensamiento dominante de aquella época.
Para ello, lo ubicaremos en el contexto histórico social, describiendo en términos generales el clima social, su vida, las condiciones económicas, sociales y políticas, en el cual se desenvolvió y desplegó toda su actividad revolucionaria. Así mismo, se hará un breve recuento de los orígenes formación y desarrollo del Movimiento Obrero del Perú, que están íntimamente ligados y relacionados.
NACIMIENTO, FORMACIÓN Y DESARROLLO DEL PROLETARIADO PERUANO
A mediados del siglo XIX, con el boom del guano y salitre, la economía del país estrechó lazos con algunos países capitalistas europeos, en especial con Inglaterra, fomentándose la importación de artículos de consumo y la difusión de relaciones mercantiles, colocando la economía del país al servicio del capital inglés.
Esto debió implicar un desarrollo en el mercado del trabajo y de las relaciones capitalistas de producción. Pero NO fue así, a nuestra clase burguesa (3), no le interesó el desarrollo de la industria ni de la manufactura.
Pero paradójicamente, esta burguesía dependiente “fue creando y dando inicio a su clase antagónica, …la clase obrera” (4), generándose así, una situación de conflicto social, el de la lucha de clases.
En 1879, el auge económico, generado por el boom del guano y salitre, empieza a sufrir un decrecimiento al estallar el conflicto bélico con Chile (1879-1883), que conllevó no sólo a la retención de las islas guaneras de Chincha, sino también de las salitreras de Tarapacá (5), la cual cayó en manos chilenas junto a Tacna y Arica (6). Así mismo, se estableció el Contrato Grace, que resultó lesivo para la economía, quedando despojado de todos los grandes recursos del país (7).
Años posteriores al conflicto bélico con Chile, el país entró en inestabilidad, producto de la pugna por el poder entre los caudillos militares, que fueron “incapaces e inadecuados para dirigir un trabajo de reconstrucción económica” (8). Donde a mediados de la década de 1890, se consolidó el orden político y social del país, con la unión de un incipiente sector burgués, sectores oligárquicos regionales y terratenientes (9).
El civilismo, con Piérola a la cabeza, asume el poder, desplazando a los militares (10), sucediéndose años después una recuperación de la economía, que queda concretada en los siguientes hechos:
La aparición de la industria maderera, de bancos nacionales y extranjeros, la gradual superación del poder británico por el norteamericano, la utilización del caucho, el alza de los productos, la política de empréstitos, etc. (11). Formándose un proletariado industrial incipiente, que va tomando conciencia y adoptando las ideas clasistas.
Es así, que el movimiento obrero empieza a surgir. Realizando una de las primeras luchas a fines del siglo XIX. Produciéndose la primera huelga proletaria. Huelga de los tipógrafos, que lanzándose a la lucha, exigen mejoras salariales a sus patronos. Esta huelga se inició el 16 de diciembre de 1883, durando 9 días, consiguiendo los tipógrafos sus reivindicaciones (12).
Años después de esta primera huelga, los obreros panaderos, solicitando mejor trato y mejores salarios, se movilizan contra la patronal. Huelga que dio inicio el 4 de enero de 1887, concluyéndose el 12 de enero. Así mismo, el año de 1896, se intensifica el movimiento huelguístico, cuyos protagonistas principales serán los Obreros tejedores, los tipógrafos, los obreros pasteleros (13).
Estas primeras acciones huelguísticas, sirvió de aprendizaje y experiencia en las futuras luchas del movimiento obrero emergente. Huelgas que en un inicio surgieron de formas espontáneas y sin mayor organización, que luego se fueron haciéndose más orgánicas, compactas, fuertes y contundentes.
A inicios del siglo XX, la naciente e incipiente fuerza productiva (proletariado), concentrada en urbes, explotados por agotadoras jornadas entre 14 a 16 horas, recibiendo a cambio un misero jornal […]; empieza a tomar conciencia, organizándose, de manera diversa al mutualismo (14), en sindicatos y órganos de resistencia.
Como consecuencia de este giro hacia el sindicalismo, se empezó a difundir y desarrollar las ideas anarquistas. Así, en 1904, la Asociación de Panaderos “Estrella del Perú”, se separa de la Confederación de Artesanos “Unión Universal” (de carácter mutualista), para adoptar en 1905 la forma de Federación, convirtiéndose en el eje centralizador de las luchas obreras.
El 1º de Mayo de 1905, la Federación organizó un solemne acto para celebrar la Jornada Internacional de los Trabajadores. Acordándose en ella, iniciar la lucha en común y conjunta para conseguir la jornada de ocho horas. En esa celebración, Manuel Gonzáles Prada da a leer: “El intelectual y el Obrero”, donde preconiza la unión y alianza de l inteligencia con el trabajo, de la unión de intelectuales y obreros para realizar la revolución (15). Conmoviendo a la multitud diciendo: “mañana, cuando surjan olas de proletarios que se lancen a combatir contra los muros de la vieja sociedad, los depredadores y los opresores palparan que llegó la hora de la batalla decisiva y sin cuartel” (16). En ese mismo acto, Manuel Caracciolo Lévano Chumpitaz, sintetiza el programa que propone:
“Organización de los distintos gremios de obreros formando fondos de resistencia, de economía y protección mutua para lo fines:
Mejorar la condición intelectual, moral y material de los gremiantes.
Solucionar las cuestiones sociales y económicas de los mismos.
Fomentar las federaciones entre los gremios afines y las ligas o alianzas con los demás centros obreros.
Hacer causa común con los gremios del resto del mundo para la solución de cualquier problema social o en defensa de cualquier derecho.
Fortalecer y defender la causa de la reforma social, porque la emancipación de los obreros tiene que ser obra de ellos mismos.
Formar un cuerpo general de obreros.
Convocar congresos locales o asambleas nacionales de obreros que den unidad y armonía a los trabajos sociológicos de los gremios.
Hacer propaganda de nuestros deberes y derechos por conferencias y por prensa” (17).
Esto significó un gran salto y aporte de los Lévano, “no se limitaron a la organización y defensa de los panaderos; propugnaban la Federación por ramas de industrias y la alianza internacional de lo trabajadores” (18), superando la estreches gremial, local o nacional.
Jornada por las 8 horas
En el Perú, así como en otros países latinoamericanos, la duración del trabajo fluctuaba entre 14 a 16 horas diarias. Al iniciarse el siglo XX, el 2 de mayo de 1901, los obreros panaderos entraron en huelga, exigiendo la disminución del trabajo (19).
En el año de 1904 (mayo), los trabajadores portuarios del Callao, se lanzan a la huelga. Muriendo en lucha “Florencio Aliaga” (20). Manuel C. Lévano, rindiendo homenaje exclama: “quien muere en la brecha de la redención del proletariado, también es un héroe” (21). También, Delfín Lévano recuerda a Florencio Aliaga, considerándolo como el primer mártir de la redención social en el Perú, víctima de la fuerza publica al servicio del capital (22).
En 1905, se produce la huelga de los trabajadores portuarios del Mollendo (Arequipa), pidiendo aumento de salario y disminución de horas de trabajo, el cual se prolongó por más de un mes (23)
En 1911, entran en huelga los obreros textiles de Vitarte, exigiendo aumento salarial, reducción de horas de trabajo y el libre expendio de mercancías. La huelga se extendió varias semanas. La patronal contrató nuevo personal, avalado por el Prefecto de Lima que impidió el intento de marcha de los obreros hacia la capital. Siendo esta acción condenada por los sindicatos de Lima y opinión pública, que en apoyo a los huelguistas, se declaró por primara vez en el Perú un Paro General Indefinido (24), posibilitando, aunque mínima, un triunfo para el obrero de Vitarte y de toda la clase proletaria del Perú (25).
En enero de 1912, se produce la huelga de los sastres, Delfín Lévano refiere que ante la no concurrencia de los obreros a sus labores, los capitalistas transaron con los operarios, aumentándose el 5, 7 y 8 por ciento en determinadas mano de obra, adoptada luego por los trabajadores ante el temor del fracaso de la huelga (26); resaltando líneas más adelante que “en los conflictos entre obreros y patrones están demás terceras personas, pues estas, …en muchos casos perjudican las causas proletarias”. Luego saluda los huelguistas diciendo: “nuestros sincero aplauso a los obrero sastres, pues sólo el movimiento huelguista significa el despertar de un gremio que por primera vez se lanza a la lucha”, haciendo un llamado a los obreros a organizarse en sindicatos menciona: “organizaos en sindicatos obreros sastres, y os habéis preparado para las futuras luchas, para el “mejoramiento progresivo” y “emancipación económica social” (27).
Ese mismo año se produce la huelga campesina en el Valle de Chicama, en las Haciendas de Roma, Casa Grande, Sauzal, Cartavio y Chiquitoy; exigiendo aumentos salariales y la supresión del enganche. Produciéndose una represión brutal y masacre de campesinos por las fuerzas represivas (28) –el ejercito–. Delfín Lévano, condenando y denunciando a los órganos de gobierno y fuerzas represivas, refiere: “la pavorosa represión de la huelga de Chicama nos muestra en toda su desnudez horrorosa lo que es la plaga funesta de la humanidad, el militarismo”, “por eso protestamos y condenamos, a los principales autores de la horrenda tragedia…, el Presidente de la República, el Ministro de Gobierno… y demás secuaces galoneado” (29).
Así mismo, se producen las huelgas de los conductores, electricistas, motoristas y sastres; extendiéndose también las luchas indígenas en las haciendas La Estrella y Barbadillo de Lima, y en otras ciudades como: Cañete, Chincha, Huacho, etc. (30).
En 1913, se lanzan en huelga los operarios metalúrgicos de las factorías Guadalupe, El Vulcano, White y El Águila; los trabajadores de las fábricas de agua de gaseosas; se producen también huelgas en Talara, Negritos y Morococha. Pero la más importante y significativa fue la huelga realizada por los trabajadores portuarios del Callao, donde se consiguen las primeras victorias –tras largas y cruentas luchas– por la jornada de 8 horas. Primero para los jornaleros de la Darsena, luego por los operarios del Molino Milne y Cia, los operarios de la fábrica de gas, los operarios del Dique Flotante, los operarios de la Aduana, de la imprenta el Callao y la Casa Wagner (31).
Pero en Lima el movimiento obrero fue duramente reprimido, apresándose a los principales dirigentes, no lográndose plasmar la jornada de 8 horas en todo el país (32). Uno de los obreros que tuvo mayor participación en estos hechos, fue sin duda, Delfín Lévano, participando activamente en todas las manifestaciones y actividades huelguísticas. Donde en las páginas de La Protesta enfatizó: “que el triunfo se debe únicamente a los huelguistas, y que el decreto gubernamental sólo vino a disimular una derrota de los enemigos del pueblo productor (33).
En los años siguientes se sucedieron más hechos importantes como la sublevación indígena de Rumi Maqui (Teodomiro Gutiérrez) en 1914. Ese mismo año, Oscar Benavides derroca a Billinghurst; los militares masacran a los huelguistas de Chicama, Napo y Zaña; se produce la huelga de los tejedores de la fabrica El Inca; se declara el boicot a los diarios El Comercio y La Patria; a las panaderías La Higiénica y Santa Catalina. En 1915, se produce la huelga de los obreros textiles de Vitarte, exigiendo la jornada de 8 horas, mejoras salariales y respeto al derecho de organización, terminando en sangrientos sucesos; insurrección de los selváticos ante la explotación de los caucheros. En 1916, se produce la huelga obrero-campesino de Huacho, barranca, Sayán y Pativilca, demandando mejoras salariales y la jornada de 8 horas, dejando muchos muertos y heridos; Huelga de los trabajadores de Talara y Negritos, que es fuerte y brutalmente reprimida; el gobierno empieza a clausurar locales, perseguir y encerrar dirigentes anarcosindicalistas. En 1917, el Comité de Defensa Social, convoca a un mitin pro-abaratamiento de las subsistencias; se clausura el local de la “Estrella del Perú; se produce la huelga de los conductores y motoristas, textiles y campesinos del Valle de Huacho; Huelga de los obreros de Negritos y Talara, terminando en sucesos sangrientos; Huelga en las minas de Smelter y Cerro de Pasco; huelga en las haciendas de Casa Grande, Chilín y Cartavio, entre otros.
En 1918, fallece el Maestro Manuel Gonzáles Prada; se declaran en huelga los obreros de la fábrica de tejidos el Inca (23 de diciembre), iniciándose la lucha por la jornada de las 8 horas en Lima; huelga de los gremios panaderos [30 de diciembre] (34).
La conquista de la jornada de 8 horas
El 23 de diciembre de 1918, los obreros de la fábrica de tejidos El Inca, se declaran en huelga, reclamando la jornada de 8 horas, sumándose a ella la “Unión textil” de Vitarte, días después se suma la Federación de Panaderos desencadenándose una movilización generalizada del proletariado, produciendo la paralización de las actividades, enfrentamientos entre huelguistas y policías. Los obreros piden apoyo a los universitarios, después de días de vacilación y deliberación envían a sus representantes ante el Comité del Paro. El día 13 (Enero), el paro general es contundente en Lima y Callao –se detuvieron a muchos dirigentes–, continuándose hasta el día 15; ese día se adhieren los sastres y albañiles. En Vitarte se vuela una locomotora y en el Callao se intenta incendiar la estación de ferrocarril. Obligando al gobierno y la clase dominante, que presas del terror (ante la movilización del movimiento), ceden a las exigencias del proletariado.
Así, el 15 de enero de 1919 a horas de la tarde, el gobierno emite un decreto reconociendo legalmente la jornada de 8 horas (35). Significando un triunfo valioso e importante del proletariado, que con su disciplina, combatividad, entrega y conciencia de clase asestaron un duro golpe a la burguesía y al estado, enseñando que con la unión y organización del proletariado, nada es imposible, y que sin luchas no hay victorias.
Algunos oportunistas y charlatanes, han intentado dar la paternidad de esta conquista a Haya de la Torre. Así, Felipe Cossio del Pomar señala que: “la primera batalla de los obrero del Perú para obtener la justiciera jornada de 8 horas, la idea inspiradora es una, la voluntad inspiradora también es una. Las dos emanan de Víctor Raúl Haya de la Torre” (36). Tal afirmación es completamente falsa, ya que la lucha por la jornada de 8 horas empezó a inicios de siglo, cuando el mencionado aún era un niño y no había venido a Lima (37). Desmintiéndose tal patraña de Cossio del Pomar. Así mismo Haya de la Torre y los demás representantes estudiantiles, proponen la jornada de 9 horas (38), quedando sin sustento ni fundamento tales afirmaciones (39). Ya que los únicos inspiradores de tales jornadas de lucha fueron los obreros del Perú, que indudablemente figuraron entre ellos Manuel Caracciolo y Delfín Lévano, entre otros; que tras largas luchas y batallas mostraron su capacidad combativa con la acción concreta y directa, arrancando una gran conquista a la clase dominante. Demostrando que la victoria y emancipación del proletariado ha de ser obra de ellos mismos.
Después de esta jornada, se van a suceder mas hechos importantes, como la fundación de la Federación de Trabajadores Textiles del Perú (FTTP), ese mismo año; la huelga ferroviaria de Trujillo por la demanda de la jornada de 8 horas y aumento de salario, provocando duros choques con la policia; la huelga ferroviaria de Lima. Se inicia en Lima y Callao, la lucha por el abaratamiento de las subsistencias; se produce el golpe de estado civil militar que coloca como presidente a A. B. Leguía; huelga de campesinos en el Valle de Huacho, Chancay y Huaura, por más salarios y jornada de 8 horas, dejando un saldo de muchos muertos y heridos,; se inicia el movimiento de la Reforma Universitaria, inspirado por los universitarios de Córdoba. Así mismo, el 8 de julio del mismo año, los trabajadores reunidos en asambleas bajo la presidencia de Adalberto Fonkén, resuelven constituir la Federación Obrera Regional del Perú (40).
En 1920, se dicta el decreto sobre huelgas, donde se permite el lock out y se prohíben las huelgas; estalla la huelga de motoristas y electricistas, demandando mejoras salariales; huelga de los obreros del Ferrocarril Central y del Molino de Santa Rosa, como protesta por los abusos de la patronal. En 1921, se realiza el Primer Congreso Obrero Local, que es presidida por Delfín Lévano como Secretario General (41), en la cual se realiza un análisis de la situación y demandas de los trabajadores, aprobándose crear la Federación Obrera Local (42); la policía cierra la Universidad de San Marcos, bajo pretexto de actividades subversivas de los estudiantes. En 1922, paro general en lima como protesta por los sangrientos sucesos ocurridos en Ica, en prejuicio de los obreros agrícolas de la región; se reabre San Marcos previa expulsión de estudiantes considerados como agitadores; paro de tranviarios; se organiza la Federación Obrera Local de Lima [FOLL] (43). En 1923, paro general de los ferroviarios contra el intento de reducción de salarios; insurrección de indígenas en Cangallo, como protesta al estanco del alcohol y la conscripción vial, terminado en una masacre campesina; huelga del ferrocarril central; regreso de Mariátegui de Europa en 1924; huelga de tranviarios en defensa de la jornada de 8 horas; matanza de campesino en Parcona (Ica). En 1925, huelga de camaleros de Lima; de tranviarios; polémica entre anarcosindicalistas y textiles de Vitarte. En 1926, paro general y mitin popular contra la conscripción vial, lográndose su modificación; Mariátegui funda Amauta.
En 1927, se realiza el Segundo Congreso obrero local, donde la Federación de Panaderos “Estrella del Perú”, no fue invitada (44); se clausura Amauta (junio) y reaparece nuevamente en diciembre. En 1928, se funda el Parido Socialista, se publican los 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana; aparece el periódico Labor. En 1929; huelga de los obreros tranviarios; se funda la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), Se clausura el periódico Labor; se produce la huelga en Morococha contra despidos y reducción salarial, obteniéndose el triunfo tras duros combates. En 1930, muere José Carlos Mariátegui, el Partido Socialista pasa a llamarse Partido Comunista; se produce el golpe de estado de Sánchez Cerro; el gobierno ilegaliza a la CGTP, acusándola de organización de tendencia revolucionaria y promotora de conflictos sociales. En 1931, se realiza la manifestación de los choferes del servicio público; estalla la huelga de obreros petroleros de Talara, demandando mejoras salariales; masacre de campesino en Paiján, dejando muchos muertos y heridos. En 1932, huelga de los trabajadores tranviarios y marítimos como protesta contra despidos de obreros y reducción salarial; estalla una insurrección en Trujillo como protesta contra el fraude electoral de 1931 (45). En 1936, fallece un gran hombre e infatigable luchador, revolucionario y anarquista, “Manuel Caracciolo Lévano.
La prensa obrera
Impulsada por las ideas revolucionarias de Manuel Gonzáles Prada a su regreso de Europa en 1898, influenció grandemente, en los años siguientes, a la lucha y organización del proletariado, empezando a aparecer periódicos como: El Libre Pensamiento (1896-1903), dirigido por el médico Christian Dam, La Idea Libre (1900-1903), dirigida por Gliserio Tasara, Los Parias (1904-1910), por Gonzáles Prada; Germinal (1889-1906), Redención (1905-?), El Artesano, El Obrero Peruano (1902-1903), Luz Eléctrica.
Toda esa labor propagandista se extenderá rápidamente en otras ciudades del país. En Trujillo aparece: La Antorcha (1903); en Chiclayo: Justicia (1905) y La Prensa Libre (1906); en Arequipa: El Ariete (1901), Bandera Roja (1907), La Semana, La Federación; en Cerro de Pasco: La Lucha y La Voz del Obrero; en Puno: La Voz del Obrero; Huánuco: Avenir; en Ica: Rebeldías, entre otros.
Los primero periódicos mutualistas fueron: El Artesano(1888-1896), El Obrero Panadero (1902), La Voz Obrera (1901), La Verdad (1906-1919), El Laborista (1917), entre los mas importantes.
Entre los periódicos anarquistas más importantes estaban: Los Parias (1904-1910), Simiente Roja (1905-?), EL Hambriento, Humanidad, Némesis, La Agitación, y el más importante de todos, La Protesta (1911-1926), etc.
Así mismo se publicaron: Claridad (1923-1925), siendo reemplazando por Solidaridad (1925-1927), Amauta (1926-1930), Labor, (1928-1929), El Obrero Textil, El Obrero Gráfico(1919-1925), El Electricista, El Tranviario(1921-1925), El Obrero Marítimo (1929-?), El Ferroviario, El Trabajador, El Nudito (1919), EL Obrero Organizado (1916-1917), etc. (46).
DELFÍN LÉVANO: SEMBLANZA DE UN REVOLUCIONARIO
Nace en Lurín el 9 de noviembre de 1885, sus padres fueron Don Manuel Caracciolo Lévano Chumpitaz (1962-1936) y Doña Hermelinda Gómez. Teniendo como hermanos a Hemérita y Eufrasio Lévano Gómez.
Su Padre Don Manuel Caracciolo Lévano
Su madre (Hermelinda Gómez), trabajadora y luchadora social de Lurín y su padre (Manuel Caracciolo Lévano, de padres campesinos), fue un combatiente guerrillero en los días de resistencia ante la invasión chilena, peleando en la batalla de Miraflores. Fue el primer dirigente obrero que traza el programa para el proletariado peruano (47), que busco y propagandizó la “organización de los obreros y campesinos” (48), para la redención social. Hombre de “Lucha Armada” (49). Ante la traición de Cáceres lo combatió tenazmente, siendo encerrado durante meses en el Cuartel de Santa Catalina (50). Liberado del encierro, se instala en Lima, trabajando como cultivador de aceitunas, ingresando luego a la fábrica de cigarrillos. Poco tiempo después “se dedicará al oficio de panaderos donde dedicará todas sus actividades de propagandista de unidad y luchador por la reivindicaciones proletarias (51). Años después se sumará a las montoneras de Piérola. Instalándose éste en el poder en 1895, se siente decepcionado al ver como reprime al pueblo, masacra indios, obrero…, para que sigan trabajando como esclavos (52), resultando todas las promesas del dictador, una farsa. Retornando después a su condición de obrero, ya que no estaba en su conciencia llegar a coronel o diputado (53).
Por sus ideas y actividad, sufrió persecución y penurias (al igual que su hijo Delfín Lévano), pero no lograron doblegarlo. Escribió en El Oprimido, La Agitación, El Hambriento, La Voz del Panadero, El Obrero Panadero, Simiente Roja, Humanidad, La Protesta, Armonía Social, entre otros; firmando con nombre propio y como Comnavelich, Manuel Chumpitaz (54), L.E.Ch., El Federado Nº 3, anónimamente, entre otros (55).
Abrió el siglo XX, como secretario general de los panaderos, en la primera huelga por demanda de salario en 1901 (56). Fue el primer organizador sindical, el abuelo del sindicalismo (57). Propagandista del anarquismo y amante fervoroso de la organización del proletariado. Fue una persona “inteligente y estudiosa, honrado, altivo y de claro discernimiento, era el hombre de acción metódica, no gustaba de la palabrería altisonante ni de fieras posturas de clamor irresponsable; le gustaba el sembrar ideas, organizar gremios obreros, trazar nuevos rumbos de la ideología socialista libertaria y estar al lado de los trabajadores cuando planteaban, dentro de acción directa que el preconizaba, sus reivindicaciones mejoristas y sus protestas contra os atropellos a los derechos del pueblo” (58).
Cuando ya no pudo trabajar, continuó asistiendo a las asambleas de la Federación de Panaderos, opinando, brindando consejos de toda su experiencia y labor revolucionaria.
Muriendo el 10 de junio de 1936, “fiel a sus convicciones anarquistas” y en pleno conocimiento de sus facultades. Sin temor a la muerte, se despidió de toda su familia “estrechándole las manos y dándoles el último abrazo”. Pidiendo, antes de morir, pluma y papel, escribiendo: “soy padre pobre, pero a nadie debo nada”, viniéndole “la muerte con la pluma en la mano, cuando, talvés, quería escribir algo más (59).
Su vida y Actividad revolucionaria
Continuando con la semblanza de Delfín Lévano, se puede apreciar que es un continuador de grandes luchadores sociales. Procedente de una familia humilde de escasos recursos económicos, tiene que trabajar desde muy pequeño para contribuir al sostenimiento del hogar. No concluye sus estudios (quedándose en el tercer grado de primaria), al no poder costear los gastos, teniendo que formase de manera autodidacta. Lográndolo satisfactoriamente.
Se identificó plenamente con las ideas anarquistas de su padre. Asimilando y enrolándose, desde muy joven, al anarquismo, se convirtió en uno de sus propagandistas y defensores más entusiastas, logrando desatacar por su inteligencia, tenacidad, fluidez verbal y combatividad. Escribiendo desde 1904 crónicas sobre los gremios.
En 1905, ya es un militante activo e importante del anarcosindicalismo, así como de la Federación de Obreros Panaderos “Estrella del Perú”, ocupando 8 veces el cargo de secretario general, una de presidente, una de tesorero, dos de contador, una de bibliotecario, una de secretario del exterior y una de administrador del periódico La Voz del Panadero (60). Así mismo, preside el cargo de Secretario General en el Primer Congreso Obrero Loca (1921), llamando a la organización y unidad proletaria para la defensa de los intereses y derechos colectivos, con miras a la revolución social (61).
No fue un líder, ni nunca se consideró como tal, más bien fue un hermano, un amigo, un obrero, un explotado, un compañero y camarada, digno representante de la humanidad.
En 1908, funda el grupo libertario Humanidad, que luego se fusiona con el Centro Socialista “1º de Mayo”, dando lugar al Centro de Estudios Sociales “1º de Mayo”. El Oprimido (1907-1909) pasa luego a ser editado por ellos.
Entre 1911 y 1926, dirige La Protesta (vocero más importante del anarquismo en el Perú); animó la publicación de la revista Armonía social (1920-1921) de corte crítico, sociológico e histórico. Dejando en su haber, una basta producción intelectual y revolucionaria en diversos periódicos, revistas y semanarios de aquella época. Influenciado por las ideas de Bakunin y Kropotkin, como también por Enrrico Malatesta, de quien poseía casi toda su bibliografía, y del geógrafo francés Eliseo Reclus. Firmando sus escritos con nombre propio y como: Lirio del monte, Amador del ideal, Amador Gómez, Amador, D. D., entre otros.
Dirigió el Centro Artístico “Apolo”, participando en veladas literarias organizada por el Centro de Estudios Sociales “1º de Mayo”. Escribe la obra teatral: “Mama Pacha”. Se desenvolvió también como músico, componiendo: “La Sinfonía del Trabajo”, “El perseguido”, “Mis flores rojas”, “La obrera”, “Mis cantos de amor”, etc.; escribiendo muchos poemas, entre ellas: “Anárquica”, “Romántica”, “Rebéldica”, “Los políticos”, “¡Rusia!”, “Mi lira”, etc.; en cuentos escribió: “Noche de navidad”, “Los anónimos”, “Redención”, “Balada de amor”, “El proscrito”, etc.; toda una basta producción cultural, intelectual y revolucionaria.
Así mismo, escribió sobre la religión, contrastándola con la filosofía anarquista, contra el estado, el capital, los militares y todas las entidades e instituciones de represión y sometimiento. Así también, sobre la anarquía, la mujer, el 1º de Mayo, el sindicalismo, el movimiento obrero, el pan, la educación, etc.
Propagandista y agitador incansable, que a pesar de toda adversidad –ya que en la época en la cual se desenvolvió, las condiciones del obrero eran muy duras y miserables, de tensiones económicas y sociales, con trabajos de 12 a 14 horas diarias, ausencia de toda legislación laboral, desdén de los capitalistas por la plebe urbana y un poder clerical sumamente retrogrado e irracional […]–, se daba el tiempo para leer, escribir, editar periódicos, revistas, folletos y panfletos, organizar al proletariado, organizar huelgas, movilizaciones y manifestaciones, realizar conferencias, recitales, presentaciones musicales, entre otras innumerables y loables actividades.
Estaba siempre presente en las manifestaciones, huelgas y protestas, reclamando ante los patronos y autoridades, por las malas condiciones del trabajo y la vida; y cuando no formaba parte de las comisiones, las asesoraba, guiaba y aconsejaba. No olvidemos también, que desempeñó un papel importante y fundamental en la conquista de la jornada de 8 horas en 1913 y en 1919. Todo un ejemplo a seguir y emular.
Propugnador del sabotaje, el boicot y la huelga; enseñaba y explicaba constantemente con la prédica y el ejemplo. Y en momentos de huelga era el hombre del consenso y de la táctica; inflexible con el traidor, severo, valiente y tenaz contra el capital, burguesía y clase dominante.
La solidaridad era una de sus principales características, no sólo con el gremio al cual perteneció, sino, con todos los demás gremios y personas, brindando su apoyo moral, intelectual y material. Por ello, inspiraba sentimientos fraternos y humanos.
Un hombre honrado, leal e incorruptible, hasta sus últimos días. Así, Cesar Lévano (su hijo), recuerda: Una vez, en 1939, fueron a visitarle a su cuartucho de madera, en Lince, dos personajes, uno era el comandante Alfonso Vásquez Lapeyra, que se había apartado del aprismo para apoyar la candidatura presidencial de Manuel Prado. El otro, José Cristóbal Castro, aspirante a diputado en la misma ocasión. Éste último había sido batallador líder portuario. Solo una cosa pedían a mi padre: que entregara su colección de periódicos obreros (La Protesta, Los Parias, Los Oprimidos, Armonía Social, etc.) a una Exposición de Prensa Peruana. A cambio, le darían becas para sus tres hijos que bastante las necesitábamos. La respuesta fue serena: “Esos periódicos no me pertenecen. Son de los trabajadores. Yo no puedo negociar con ellos en beneficio de mis hijos” (62).
Sufrió, por su actividad revolucionaria, persecución, cárcel y tortura. Pero no tuvo miedo ni desfalleció, siempre estaba en la lucha mientras el cuerpo respondiera, arriesgando la vida por su ideal y la causa revolucionaria.
Pero lamentablemente, este gran revolucionario se vio incapacitado a consecuencia de la última prisión a la que lo confinó el legiísmo, liberado después por efecto de una huelga obrera. Pero a su salida, ya no era el mismo, a consecuencia de la feroz y brutal paliza que le habían dado, dejándolo prácticamente inválido. Cesar Lévano refería: “lo que retornó al hogar, fue una masa morada y tinta de sangre, un ser hinchado que ya no podía caminar” (63). Muriendo el 23 de setiembre de 1941, en un asilo para pobres de Barrios Altos. Una monja antes de morir le pidió que se confesara, con voz tranquila respondió: “no voy a confesarme. Nunca he hecho mal a nadie. Todo lo contrario, si Dios existe, no tengo nada que temer” (64). Muriendo minutos más tarde.
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Muchas personas han escrito y referido sobre el maestro Delfín Amador Lévano Gómez, entre ellas tenemos a Pedro Parra que al referirse sobre él decía: “era hombre-idea, parecía hablar para que lo entendieran todos, sin importarle si lo aplaudían o no” (65); Esteban Pavletich refería: “de raza indígena, bajo de estatura y amplio tórax…, un hombre sensible, alerta, sacrificado y combativo. Maestro incorruptible de dignidad, pureza y abnegación, combatiente de avanzada, agitador de multitudes, …fue en suma: Hombre-idea” (66); Julio Portocarrero decía: “era de bajo cuerpo, indígena, grueso, bien imputado. De un trato muy afable, muy cordial para con todos (67), “mis relaciones con Delfín y con los anarquistas de esa época, fue muy cordial, muy fraternal. Nos vinculamos y propendíamos fundamentalmente a la organización de los trabajadores. Luchábamos por ello” (68). Así mismo, Wilfredo Kapsoli dice: “enfatizaba la instrucción racional para pensar y obrar con voluntad propia” (69), Carlos Barba: “Delfín Lévano fue el hombre que conjuntamente con Mariátegui, en dos campos distintos, …han hecho posible que surja entre los trabajadores la inquietud social” (70). Luis Tejada R. Decía: “uno de los obreros intelectuales más importantes del movimiento libertario” (71), que “con mucha fuerza de constancia y dedicación se superaba…, de profundo sentimiento humano, que en él era norma de vida. Fue precisamente por eso que se convirtió en un revolucionario, dispuesto a dejar su sangre por la justicia, capaz de entregarse sin límites a la causa de los pobres”. “Siempre mostró enorme sensibilidad y solidaridad con todos…, recolectando colectas para los gremios en huelga, para los damnificados por desastres naturales, preocupándose por el precio de las subsistencias y los alquileres…; respecto al peso, precio y calidad del pan. Propiciando también el entendimiento entre los grupos puestos a la Federación” (72).
Tales autores, no se equivocaron, Delfín Lévano fue despertador de conciencias, organizador del proletariado, honrado, sensible, luchador, combativo […], poniéndose siempre al lado y favor de su clase, denunciando y combatiendo injusticias y atropellos, tanto de los órganos de poder como de las fuerzas de represión. Un gran se humano y persona, que lo dio todo por su clase para la emancipación del proletariado. Dejando un gran legado a las generaciones venideras, así como el camino (dejado no sólo por él, sino, por todos los luchadores y revolucionarios que vivieron con él y le sucedieron), creando las condiciones para la transformación de la sociedad por medio de la revolución social, cuya meta final es y será el comunismo (anarquía/acracia).
En pocas palabras, Delfín Lévano, como ya se mencionó anteriormente, es y fue: “¡UN ANARQUISTA CONVICTO Y CONFESO!”.
¡HONOR Y GLORIA A LOS MÁRTIRES Y HÉROES DE LA REVOLUCIÓN!
¡CUANDO UN REVOLUCIONARIO MUERE, NUNCA MUERE!
¡MANUEL CARACCIOLO Y DELFÍN LÉVANO, CON SU EJEMPLO VENCEREMOS!
¡POR LA REVOLUCIÓN SOCIAL!
¡VIVA LA ANARQUÍA!
NOTAS
(1) Lévano, Delfín (1921). “Discurso inaugural en el Primer Congreso Obrero Local” en Lévano, César y Tejada, Luis [Copiladores] (2006). “La utopía libertaria en el Perú. Manuel y Delfín Lévano”. Fondo Editorial del Congreso del Perú, Lima, [Obra completa], p. 413. Discurso pronunciado al inaugurarse el Primer Congreso Obrero Local de Lima, celebrada el 21 de abril de 1921, Convocada por la Federación Obrera Regional Peruana (F.O.R.P.).
(2) El Partido Socialista se constituyó en 1928, donde José Carlos Mariátegui redactó los principios programáticos, adoptando después el nombre de Partido Comunista en 1930. En Sulmont, Denis (1980). “El movimiento obrero peruano (1880-1980). Reseña Histórica. Ed. Tarea, Lima, p. 48-49. Véase también “Principios programáticos del Partidos Socialista”, de 1928; en Mariátegui, José Carlos (1987). “Ideología y política”. Empresa Editora Amauta, Lima, p. 159-164.
(3) Nuestra burguesía, no quiso ni pudo ser una clase burguesa realmente nacional –nunca lo ha sido–, su rol y función ha sido, el de una burguesía intermediaria, dependiente, anti-popular, pro-imperialista. Esa es su esencia.
(4) Iziga Nuñez, Roger (1994). “Sociología de la clase obrera peruana”. Editorial Universitaria de San Marcos, Lima, p. 46.
(5) Ver: Roel Pineda, Virgilio (1982). “Drama y tragedia en la guerra del guano y el salitre”. Documento de Economía, Año 1, Nº 2.
(6) La firma del Tratado de Ancón significó la pérdida definitiva de 65 433 km2 con 53 131 personas, así como también, la pérdida aproximada de 2500 millones de soles, incautación y perdida de objetos de arte, libros, valores históricos e instrumentos científicos, etc. [Barceli S., Agustín (1971). “Historia del sindicalismo peruano. 1886-1932”. Editorial Jatun-Runa, Lima, p. 42. Tomo I]
(7) Roel Pineda, Virgilio (1982)…, obra citada, p. 20.
(8) Mariátegui, José Carlos (1978). “7 ensayos de interpretación de la realidad peruana”. Empresa Editora Amauta, lima, p. 24.
(9) Ver: Sánchez Ortiz, Guillermo (1985). "Delfín Lévano: biografía de un líder sindical, 1895-1941". Editorial Universitaria de San Marcos, Lima, p. 19.
(10) Sobre Cáceres y Piérola, Manuel Gonzáles Prada señala en “Los partidos y la Unión Nacional” de 1898 que: Cáceres representa un constitucional ilegal y despótico, y Piérola a un demócrata clerical y autocrático; que como actores a presidente, Cáceres significó la rapiña casera, flagelación en los cuarteles y prisiones, fusilamientos en despoblado y la peor de todas las tiranías, y Piérola significó el despilfarro económico, pandemónium político, desbarajuste militar y dictadura ungida con óleo de capellán castrense y perfumada con mixtura de madre de abadesa. Donde concluye después, que pierolistas y caceristas patentizan una sola cosa, la miseria intelectual y moral del Perú. Donde Piérola en la presidencia vale tanto como lo ido con Cáceres. En: Gonzáles Prada, Manuel (1969). “Horas de lucha”. Ediciones Peisa, Lima, p. 14-18.
(11) Mariátegui, José Carlos…, o. c., p. 25-28. En este periodo, también se despoja a las comunidades de sus tierras, pasando al poder latifundista. Ver: Sánchez Ortiz, Guillermo (1985)…, o. c. p. 20. Así mismo: Kapsoli, Wilfredo E. (1976). “Las luchas obreras en el Perú 1900-1919”. Delva Editores, Lima, p. 12-13.
(12) Iziga Nuñez, Roger (1994)…, o. c., p. 71
(13) Ibid, p. 72.
(14) Las primeras organizaciones mutualistas y gremiales, buscaban dar protección y ayuda a los asociados. Pero sólo quedaban ahí, siguiéndole el juego, en muchos casos, a las autoridades de turno y órganos de poder, restando “el empuje ideológico y asociativo para presionar y cuestionar el sistema desde otra perspectiva” (Ibid, p. 90), sirviendo y apoyando a “gobernantes anhelantes de popularidad, …al dominio de las sociedades o por partidos civil o demócrata o gobiernos militares”. [Temoche Benites, Ricardo (1987). “Cofradías, gremios, mutuales y sindicatos en el Perú”. Editorial Escuela Nueva S. A., Lima, p. 77].
Pero no olvidemos también que el mutualismo y gremialismo, fueron las primeras experiencias asociativas del artesanado y de la incipiente clase obrera peruana, que permitió crear una acción colectiva de las diferentes categorías de trabajadores según oficio. (Iziga Nuñez, Roger (1994)…, o. c., p. 89-90). Así también, actividades de tipo asistencialistas, educativas, de fomento industrial, cooperativista, de progreso local, publicitario, etc. (Temoche Benites, Ricardo (1987)…, o. c., p. 77-78).
(15) Se puede decir de esto que Manuel Gonzáles Prada preconizó el Frente Único; Ver Gonzáles Prada Manuel (1969)…, o. c., p 51-60.
(16) Ibid, p. 60.
(17) Para los que dicen que el Anarquismo peruano no tuvo o propuso un programa. Así mismo, para los que hacen recaer todo el movimiento o ideología en una sola persona.
El Anarquismo no lleva el nombre de nadie en particular, es simplemente, en términos simples y generales, “Anarquismo”. Por tal motivo el Anarquismo peruano, no se reduce a una sola persona, –como se quiso hacer con Manuel Gonzáles Prada, al decir que no dejó o propuso un programa, de algunas manera para deslegitimarlo y menospreciarlo (aunque si se revisa correctamente sus obras, uno se dará cuenta que hay indicios y gérmenes de un programa) –, sino, en toda una pléyade de luchadores que contribuyeron a la emancipación del proletariado. Revisar Lévano, Manuel C. (1905). “Qué son los gremios obreros en el Perú y lo que deberían ser”, en Lévano, César y Tejada, Luis (2006)…, o. c., p. 99-106.
(18) Cesar, Lévano (2006). “Dos retratos, un época”, en César y Tejada, Luis (2006)… o. c., p. 27-28.
(19) La plataforma de lucha por la conquista de 8 horas de trabajo, aparece escrita en 1905 (mayo), en la declaración de principios de la Federación de Panaderos “Estrella del Perú”; a partir de esa fecha, la lucha por la jornada de 8 horas fue uno de los puntos de reivindicación que estuvo presente en casi todas las luchas obreras de la época. Ver Kapsoli, Wilfredo (1976)…, o. c., p. 24.
(20) Jorge Basadre señala que Florencio Aliaga es el primer mártir obrero de las luchas sociales en el Perú. (Ibid., p. 25), muriendo un jueves 19 de mayo de 1904, tras un enfrentamiento con las fuerzas de represión [Tejada R., Luis (1988). “La cuestión del pan. El anarcosindicalismo en el Perú 1880-1919”. Instituto Nacional de Cultura y El Banco Industrial del Perú, Lima, p. 176-184].
(21)Lévano, Manuel C. (1904). “Ecos de la huelga del Callao”, en Lévano, César y Tejada, Luis (2006)…, o. c., p. 327
(22) Lévano, Delfín (1931). “Mi palabra”, ibid, p. 429.
(23) La patronal, para aniquilar la huelga, contrató nuevo personal, generalizándose tal método después en todo el Perú. Ver Kapsoli, Wilfredo (1976)…, o. c., p. 26.
(24) Ante tal muestra de solidaridad, los capitalistas tomaron diversas medidas, como por ejemplo: prohibir el hablar en los talleres e introducir algún periódico. Para enajenar al obrero y perpetuar su explotación y la de sus descendientes.
Pero a pesar de tales medidas y trabas, la conciencia obrera fue creciendo, continuando con las luchas. Ver Kapsoli, Wilfredo (1976)…, o. c., p. 27-29. Así mismo, Sulmont, Denis (1980)…, o. c., p. 20; Tejada R, Luis (1988)…, o. c., p. 294-295; Barceli S., Agustín (1971)…, o. c., p. 70-73; Lévano, Manuel (1911). “Huelga de tejedores en Vitarte”, en Lévano, César y Tejada, Luis (2006)…, o. c., p. 351-353.
(25) Manuel Caracciolo Lévano, haciendo el balance del paro general, refiere que “el resultado de la huelga ha sido la supresión del trabajo nocturno, …el establecimiento de un cantina municipal donde se venderán los artículos de primera necesidad al mismo precio que en Lima y la admisión y estabilidad de todos los huelguistas”. Ibid, p. 353.
(26) Lévano, Delfín (1912) “La huelga de los sastres”, en Lévano, César y Tejada, Luis (2006)…, o. c., p. 359.
(27) Ibid, p. 360.
(28) La represión dejó muchos muertos y heridos, entre ellos obreros, obreras y niños. Ver Kapsoli, Wilfredo (1976)…, o. c., p. 30-32; Barceli S., Agustín (1971)…, o. c., p. 77-78; Barrón C., Marcial (1977). “El origen de la burguesía industrial después de la guerra del pacifico hasta 1930. Movimientos sociales e ideología”. Empresa y Editora Popular, Lima, p 81-85.
(29) Lévano, Delfín (1912). “¡Chicama!”, en César y Tejada, Luis (2006)…, o. c., p. 115.
(30) Lévano, César y Tejada, Luis…, o. c., p. 84.
(31) Ibid, p. 84-85; Barceli S., Agustín (1971)…, o. c., p. 78-86; Kapsoli, Wilfredo (1976)…, o. c., p. 33-34; Barrón C., Marcial (1977)…, o. c., p. 87-93; Tejada R., Luis (1988)…, o. c., p. 304-305; Lévano, Delfín (1913).”Callao”, en Lévano, César y Tejada, Luis (2006)…, o. c., p. 362-367.
(32) Ver Lévano Cesar (1967). “”La verdadera historia de la jornada de las ocho horas en el Perú”. Lima, p. 31.
(33) Lévano, Delfín (1913). “Callao” en Lévano, César y Tejada, Luis (2006)…, o. c., p. 364.
(34) Lévano, César y Tejada, Luis (2006)…, o. c., p. 85-88; Así mismo, ver el cronograma de las huelgas en Barceli S., Agustín (1971)…, o. c., p. 112-116; Iziga Nuñez, Roger (1944)…, o. c., p. 93-94; Kapsoli, Wilfredo…, o. c., entre las páginas 14 y 15.
(35) Ver con más detalle Kapsoli, Wilfredo (1976)…, o. c., p. 46-54; Sulmont, Denis…, o. c., p. 21-22; Barceli S., Agustín…, o. c., p. 98-103; Tejada R., Luis…, o. c., p. 384-398; Barrón C., Marcial (1977)…, o. c., p. 93-98; Sulmont, Denis (1986). “La lucha por las 8 horas en Vitarte. Entrevista a Julio Portocarrero”, en “8 horas. Lecturas escogidas”, Municipalidad de Lima Metropolitana, Lima, p. 127-140.
(36) Lévano, César (1967)…, o. c., p. 9.
(37) Víctor Raúl Haya de la Torre, viene por primera vez a Lima en 1917.
(38) 8 horas de jornada en principio, pero obligados a trabajar una hora más con salario extra (20% adicional para el turno día y 30% para la noche). En práctica, la obligación de trabajar 9 horas.
(39) Revisar, Ibid, 38-39
(40) Ver Pareja Piedad (1978). “Anarquismo y sindicalismo en el Perú”. Ediciones Rikchay Perú, Lima, p. 60. Anteriormente (1912), hubieron intentos de constitución de la Federación –a iniciativa de la sociedad de galleteros y anexos–, llegándose a instalarse públicamente (1913), pero no consiguió reconocimiento legal, ni la aglutinación de gran parte del proletariado y organizaciones existentes.
(41) Kapsoli, Wilfredo (1980). “Mariátegui y los congresos obreros”. Empresa Editora Amauta, Lima, p. 17.
(42) Ver temario del congreso, ibid, p. 18-19. El acta del congreso, ibid, p. 79-93.
(43) Pareja Piedad (1978)…, o. c., p. 63.
(44) Ibid, p. 67. Ver temario en Kapsoli, Wilfredo (1980)…, o. c., p. 33-34, así mismo ver el acta del congreso, ibid, p. 95-123.
(45) Ver cronograma de huelgas y hechos importantes en Lévano, César y Tejada, Luis (2006)…, o. c., p. 88-96 y Barceli S., Agustín (1971)…, o. c., p. 191-195, 302-306.
(46) Ver detalladamente Sánchez Ortiz, Guillermo (1987). “La prensa obrera (1900-1930). Análisis del Obrero Textil”. Ediciones Barricada, Lima, p. 23-54; García Salvatecci, Hugo (1972). “El anarquismo frente al marxismo en el Perú”. Mosca Azul Editores, Lima, p.114-115; Iziga Nuñez, Roger (1994)…, o. c., p. 28-42, 110-112.
(47) Como ya se mencionó anteriormente, ver Lévano, Manuel (1905). “Qué son los gremios obreros en el Perú y lo que debieron ser” en Lévano, César y Tejada, Luis (2006)…, o. c., p. 105-106.
(48) Lévano, César (1969). “Mi abuelo, Manuel Caracciolo” en César y Tejada, Luis (2006)…, o. c., p. 34.
(49) Lévano, César (1969). “¿Quién era Delfín Lévano”, ibid, p. 35
(50) En Anónimo (1936). “¡Biografía de un rebelde…! Manuel Caracciolo Lévano”, se menciona que fue encerrado en el Cuartel de San Francisco; ibid, p. 41
(51) Ibid, p. 42.
(52) Ibid, p. 43.
(53) Lévano, César (1969). “Mi abuelo…, o. c., p. 34.
(54) Anónimo (1936)…, o. c., p. 45.
(55) Lévano, César y Tejada, Luis (2006)…, o. c., p. 75.
(56) Lévano, César (1969). “Mi abuelo…, o. c., p. 35.
(57) Iziga N., Roger (1969). “EL movimiento obrero en su proceso histórico. Recordando la acción social de uno de sus protagonistas: Delfín Lévano”, en Dialéctica, Año I, Nº 1, p.49-57.
(58) Anónimo (1936)…, o. c., p. 41
(59) Ibid, p. 45.
(60) Tejada R., Luis (1988)…, o. c., p. 215.
(61) Lévano, Delfín (1921). “Discurso…, o. c., p. 413
(62) Lévano, César (1969). “¿Quén era…, o. c., p. 39.
(63) Ibid, p. 39.
(64) Ibid, p. 40.
(65) Lévano, César (2006). “Dos retratos una época”, en Lévano, César y Tejada, Luis (2006)…, o. c., p. 29-30
(66) Kapsoli, Wilfredo (1980)…, o. c., p. 17
(67) Portocarrero, Julio (1987). “Sindicalismo peruano. Primera etapa 1911-1930”. Lima, p. 43.
(68) Sánchez Ortiz, Guillermo (1985)…, o. c., p. 89.
(69) Kapsoli, Wilfredo (1984). “Ayllus del sol. Anarquismo y utopía andina”. Editorial Tarea, Lima.
(70) Lévano, Cesar (1967)…, o. c., p. 6.
(71) Tejada R., Luis (1988)…, o. c., p. 203.
(72) Tejada R., Luis (2006). “El pensamiento libertario” en Lévano César y Tejada R., Luis…, o. c., p. 62-65.
Nekromante.
2 comentarios:
Piratero monse
Muy buena información, de corte más histórico, pero respetable. Haber si se siguen colgando más textos.
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